Principios para cambiar nuestras actitudes y comportamientos

Para vivir mejor, a partir de ahora, se trata de producir y consumir de otra manera, hacer más y mejor con menos, empezando por eliminar las fuentes del despilfarro (por ejemplo, lo empaques inútiles, el mal aislamiento térmico, etc.) y aumentar la durabilidad de los productos. – André Gorz, Capitalismo, socialismo, ecología Biomímesis (de Bio, vida y Mímesis, imitar): comprender los principios de funcionamiento de los ecosistemas en los que se desarrolla la vida con

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Alarma: ¡Bicicletas!

“La bicicleta ha hecho más que nada y más que nadie por la emancipación de las mujeres en el mundo” –decía Susan Anthony. Y decía su compañera de lucha, Elizabeth Stanton: “Las mujeres viajamos, pedaleando, hacia el derecho al voto.” Algunos médicos, como Philippe Tissié, advertían que la bicicleta podía provocar aborto y esterilidad, y otros colegas aseguraban que ese indecente instrumento inducía a la depravación, porque daba placer a las mujeres que frotaban sus

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Al futuro en bicicleta

Ecologismo consecuente no es conducir automóviles con catalizador e impulsados con gasolina sin plomo, sino poner radicalmente en entredicho un sistema de transporte basado en la primacía del automóvil privado, cómo lo hacía José Antonio Viera-Gallo (secretario de Justicia en el Gobierno chileno de Salvador Allende) cuando lúcidamente postulaba que el socialismo puede llegar sólo en bicicleta – Jorge Riechmann

Decálogo para reducir tu huella ecológica

La huella ecológica indica la cantidad de territorio necesario para producir los recursos consumidos y absorber los residuos generados por una persona, familia o comunidad. En los últimos cuarenta años la humanidad ha duplicado su huella ecológica. La huella ecológica de la población española es tan alta que se necesita tres superficies como la de España para satisfacer las demandas de recursos naturales.  Decálogo para reducir tu huella ecológica Compra con moderación y sólo lo

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Balada de la bicicleta con Alas – Rafael Alberti

1 A los cincuenta años, hoy, tengo una bicicleta. Muchos tienen un yate y muchos más un automóvil y hay muchos que también tienen ya un avión. Pero yo, a mis cincuenta años justos, tengo sólo una bicicleta. He escrito y publicado innumerables versos. Casi todos hablan del mar y también de los bosques, los ángeles y las llanuras. He cantado las guerras justificadas, la paz y las revoluciones. Ahora soy nada más que un

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Demasiado buena

El ciclista lo crea todo a partir de casi nada, convirtiéndose  en el ser más eficiente energéticamente de entre todos los animales y máquinas que se mueven; y, como tal, tiene una capacidad ímproba para desafiar  todo el sistema de valores de esta sociedad. Los ciclistas no consumen bastante. La bicicleta  puede ser demasiado barata, demasiado saludable, demasiado independiente y demasiado equitativa como para que le vaya bien. En una era del exceso, es minimalista;

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Crítica al auto y alabanza a la bicicleta

El automóvil es uno de esos ídolos mezquinos e insaciables que hacen insoportable la vida a los humanos. Lo exige todo en el altar de los sacrificios: devorador insaciable de recursos naturales y contaminador acreditado, coloniza los espacios reorganizándolos a su antojo. Es una deidad sanguinaria que se ha cobrado más vidas humanas entre los norteamericanos que todas las guerras que el imperio ha protagonizado, incluidas las dos conflagraciones mundiales. A pesar de su enorme

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Sobre modelos de ciudad

La ciudad constituye el tejido espacial de la vida social. Presenta una doble dimensión interactuando: la ciudad como urbs y la ciudad como civitas. Esta concepción dialéctica desde la que la modernidad ha definido la ciudad evoca la unión de un territorio físico (urbs) y una comunidad de ciudadanos que la habitan (civitas). En consecuencia, no existe ciudad sin ciudadanos, sin vida comunitaria, pero tampoco existe ciudad sin territorio, sin el asentamiento de una población

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Cinco años para actuar contra el cambio climático

El homo tecnológico, que acaba de inaugurar el siglo XXI en un planeta poblado por más de 7.000 millones de seres humanos, consume de promedio tanta energía como una máquina de 12.000 watios de potencia. El ciudadano medio de las sociedades opulentas “come” petróleo (seis de cada siete calorías que ingieren los humanos que viven en los estratos sociales pudientes del mundo proviene de los combustibles fósiles, y sólo una, en verdad, de la energía

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