Yo aprovecho la comida

Para la entrada de esta semana volvemos con un tema que ya hemos abordado en diferentes ocasiones y que retomamos, dada la importancia de seguir sensibilizando en ese sentido en un contexto de crisis ecosocial: atajar la gran paradoja del desperdicio alimentario y hacer un correcto (re)aprovechamiento de los alimentos.

Si miramos las cifras relacionadas, tanto a escala global como a nivel nacional, resultan muy impactantes y nos dan una idea de la entidad del fenómeno. Los estudios a escala global nos hablan de unas pérdidas y desperdicio de 1.300 millones de toneladas de alimentos al año. Aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen para consumo humano se pierden o desperdician a lo largo de la cadena alimentaria.

Tal y como aparece en la figura de abajo (con datos recopilados por la Fundación Espigoladors) el desperdicio alimentario global provoca emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a 3,3 miles de millones de toneladas de CO2, un 10% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo. Si la alimentación fuera un país, sería el 3º país más emisor, detrás de China y EEUU. Además, se utilizan 1.400 millones de hectáreas de tierra para producir alimentos que serán desperdiciados, lo que supone aproximadamente el 28% de todas las tierras de cultivo. Malgastamos 250 km3 de agua dulce en producir alimentos que no consumimos, lo que supone algo más del 21% de todo el consumo de agua dulce del planeta.

Aunque en este ámbito existe una fuerte disparidad de datos, debido a que las mediciones no están armonizadas y cada metodología contabiliza ciertos eslabones de la cadena alimentaria, y no existen estándares universales, si atendemos al proyecto europeo FUSIONS, los alimentos que desperdiciamos en los hogares españoles suponen unos 11.000 millones de euros. En España, el último dato disponible habla de 1.245 millones de kilogramos para los hogares y de 4.200 millones de kilogramos para el conjunto de la cadena alimentaria. Paradójicamente, para satisfacer su demanda, la Unión Europea importa 138 millones de toneladas de productos agrícolas. Todo esto, moviéndonos en un contexto de infraestimaciones. En definitiva, es evidente que el problema de la pérdida y desperdicio es uno de los grandes retos a los cuales nos vamos a tener que enfrentar como sociedad en las próximas décadas, y que se trata de un problema extremadamente complejo en el cual confluyen muchas dimensiones: la ética, la ecológica, la cultural, etc.

Todas estas cifras y tendencias apuntan claramente a la necesidad de resolver esta paradoja, en una sociedad que además está todavía tocada por el hambre y/o altos niveles de inseguridad alimentaria. Las pérdidas y los desperdicios, en ese sentido, afectan a los tres grandes pilares de la seguridad alimentaria, ya que implican  una reducción de la disponibilidad global de alimentos para consumo humano; dificultan también el acceso a los alimentos de las poblaciones más vulnerables, ya que contribuyen a la subida de los precios de los alimentos (un problema extremadamente actual, sobre todo después de la COVID y en el contexto actual de guerra en Europa); y, por “último”, atentan contra la sostenibilidad a medio/largo plazo de la alimentación de las generaciones futuras.

Gracias al trabajo desarrollado por Mancoeduca, el programa de educación ambiental de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona dirigido a los centros educativos con el objetivo de contribuir a la educación para la sostenibilidad y sensibilizar sobre las actitudes ambientalmente responsables, ofrecemos a continuación una propuesta didáctica dirigida a Educación Infantil con el título “Yo aprovecho la comida“. A través del enlace es posible tener acceso a todas las actividades, contenidos y materiales desarrollados.

Esta propuesta didáctica, que puede ser fácilmente adaptada a los requerimientos de la nueva ley educativa LOMLOE, ofrece a los y las docentes una serie de actividades que permiten trabajar con el alumnado saberes básicos relacionados con la importancia de evitar el desperdicio alimentario, a través de actitudes como:

  • expresión de sentimientos y experiencias en torno a la comida;
  • curiosidad y motivación por aprender;
  • identificación de conductas alimentarias en entorno familiar y escolar;
  • desarrollo de hábitos saludables y responsables.

DESCRIPCIÓN DE LA PROPUESTA DIDÁCTICA:

Nivel educativo: Educación Infantil.

Ámbitos del conocimiento: Castellano; Inglés; Plástica; TICS;

Objetivos:

  • Fomentar la buena alimentación. 
  • Identificar acciones que desperdician comida.
  • Disfrutar elaborando recetas con creatividad.

A continuación, se ofrece la descripción de dos de las 5 actividades alrededor de las cuales está organizada la propuesta. Conviene señalar que todos los materiales y recursos están disponibles también en inglés a través del mismo enlace.

Actividad: NO TIRES, APROVECHA

En esta actividad se trabaja con sensaciones o emociones a partir de una imagen impactante sobre desperdicio alimentario

  1. El profesorado proyecta la imagen para que el alumnado se exprese oralmente, describa la imagen y relate experiencias al resto de la clase:
  • ¿Qué ven en esta foto? ¿Qué les llama la atención?
  • ¿Han visto en su casa tirar comida a la basura? ¿Y en el patio, hay comida en la papelera?
  • De lo que ven en la foto ¿Qué parece que se podría aprovecharse?

2. Es el momento de proponer un pequeño ejercicio de creatividad. Se muestra la imagen de 3 alimentos que, a veces, terminan en la basura. Seguro que los niños y las niñas pueden contar cómo se podría aprovechar y quién les ha enseñado.

  • Nos ha sobrado media barra de pan, un poco dura ¿Cómo la podríamos aprovechar? Puede que sirva para dar de comer a la mascota, elaborar torrijas, hacer pan rallado, etc.
  • Nos ha sobrado pollo, ¿cómo la podríamos aprovechar? Puede que cenen los restos, que se haga una sopa, elaborar croquetas, etc.
  • Fruta madura o con manchas ¿Cómo la podríamos aprovechar? Puede que se pueda hacer macedonia, zumos, batidos, tartas, etc.

3. Se termina la actividad, entregando o enviando a las familias, una sencilla receta para hacer un delicioso batido de re-aprovechamiento de restos de fruta:

Ejemplo: RECETA DE BATIDO


Criterios de corrección para esta actividad:
– Comprende la idea de desperdicio;
– Relata o inventa pequeñas historias a partir de sus vivencias.

Actividad: DIFERENCIAMOS LOS RESIDUOS

Esta actividad se desarrolla a través el uso de dos juegos que permitirán al alumnado trabajar individualmente, con ayuda. Uno, relaciona ciertos alimentos con su cáscara, piel o restos no comestibles; otro ayuda a distinguir los restos orgánicos de los que no lo son. Diferenciar los residuos ayuda a separarlos correctamente en clase y casa para su reciclaje óptimo.

  1. Al comer, producimos residuos. ¿Qué es un residuo? ¿Qué me sobra si me como un huevo frito, una naranja o pollo? Deberán emparejar cartas (en el juego) relacionando cada alimento con su resto no comestible. Hay dos niveles diferentes y tiempo limitado.
Acede al juego a través de este enlace: https://view.genial.ly/614d945544ac680dd679b880

2. ¿Dónde tiramos los restos  de comida? ¡Las frutas y verduras de este vídeo lo tienen claro!

3. A la hora de depositarlos en su cubo correspondiente, es importante diferenciar los residuos orgánicos (restos de comida) del papel o los envases de plástico. Reducir el desperdicio alimentario sólo se consigue con la prevención, evitando generarlo con un consumo responsable. Una vez convertido en residuo, su correcta gestión evitará nuevos problemas ambientales.

Acede al juego a través de este enlace: https://view.genial.ly/615421dcbabbd30d64348fc0

Recuperar los restos orgánicos y evitar que terminen enterrados en el vertedero reduce las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, y permite obtener una enmienda orgánica que mejora las condiciones del suelo.

Criterios de corrección para esta actividad:

  • Muestra interés por implicarse en conocer e indagar sobre su desperdicio.
  • Participa en  la investigación del desperdicio en casa o el centro escolar.

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