Entendiendo el pico del petróleo: fundamentos físicos e implicaciones socioeconómicas

Esta semana retomamos el tema de la energía para presentaros un vídeo enormemente útil sobre el pico del petróleo y de los hidrocarburos líquidos. En entradas anteriores del blog ya hablamos de la importancia que tiene reflexionar sobre el futuro energético de la humanidad y sobre la idea del pico del petróleo. Conocer este fenómeno y comprender bien las implicaciones globales que tiene será esencial durante los próximos años para construir sociedades prósperas que aspiren a vivir bien sin exceder los límites planetarios.

El vídeo ha sido elaborado por Visual Books a partir de las explicaciones de Antonio Turiel, doctor en Física Teórica e Investigador Científico en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC.

Ficha técnica

Nivel: Secundaria, Bachillerato y Formación profesional.

Materias: Física, Química, Geología, Ciencias Ambientales, Matemáticas, Economía, Tecnología.

Objetivos:

  • Conocer la importancia que tiene el pico del petróleo en nuestra sociedad.
  • Comprender las causas geológicas que están detrás del pico del petróleo.
  • Comprender las consecuencias sociales y económicas que el pico del petróleo tiene y tendrá en el mundo industrializado y altamente dependiente de los combustibles fósiles.

Base teórica

Se entiende por pico o cénit del petróleo al momento concreto en el que la producción global de este hidrocarburo líquido alcanza su máximo histórico; esto es, al punto en el que se logra la máxima tasa de extracción de este recurso. A partir de este momento, la producción mundial de crudo deja de crecer y empieza a disminuir de modo irreversible, debido a que cada vez se hace más difícil de encontrar y a que su extracción es cada vez más costosa.

El concepto del pico del petróleo fue sugerido por primera vez en 1956 por el geólogo y geofísico estadounidense Marion King Hubbert (1903-1989) a través de la siguiente figura:

A pesar de que las estimaciones varían según las fuentes, hoy existe un consenso bastante razonable entre la comunidad científica en situar el pico del petróleo crudo convencional en 2005, año en el que se alcanzó una producción global de 70 millones de barriles diarios (Mb/d). Así, mientras que en los años 60 (que fue el momento en el que más yacimientos se descubrieron) se encontraban de media seis barriles de petróleo por cada barril consumido, hoy, con una tecnología mucho mejor, el mundo consume en torno a siete barriles de crudo por cada barril que se descubre. Además, la tasa de retorno energético (o TRE) (que se calcula dividiendo la cantidad de energía total que es capaz de producir una fuente de energía por la cantidad de energía que es necesario invertir para explotar dicha fuente) de los yacimientos encontrados no ha dejado de disminuir. Y es lógico, pues fueron precisamente los yacimientos más grandes y ricos los primeros en ser descubiertos.

A partir del pico del petróleo de 2005, y en aras de llenar el vacío paulatino dejado por éste, se intensificaron los esfuerzos internacionales orientados a extraer y producir otro tipo de hidrocarburos líquidos -conocidos comúnmente como petróleos no convencionales- como los biocombustibles, los petróleos extrepesados (bitumen) y el petróleo procedente del fraking. Sin embargo, la incorporación de estos nuevos hidrocarburos no logró alargar demasiado el pico conjunto del petróleo -o pico de todos los hidrocarburos líquidos- que se produjo en 2018 con una producción global de 85,5 MB/d. Desde entonces y hasta 2022 se estima que la producción global de todos los hidrocarburos líquidos ha caído un 4%, una cifra nada desdeñable para un sistema que no sabe funcionar si no es a través del crecimiento continuo.

Aunque el mundo lleva ya varios años tratando de diversificar sus fuentes energéticas de cara a poder mantener el ingente insumo energético que demanda el modelo económico capitalista (así como los estilos de vida asociados al mismo, altamente consumistas), lo cierto es que las previsiones no invitan demasiado al optimismo. El resto de combustibles fósiles (carbón y gas natural), así como otras fuentes de energía basadas en minerales finitos como el uranio (base de la energía nuclear o atómica), son también recursos no-renovables que han alcanzado o están próximos a alcanzar su particular pico de Hubbert. La producción de uranio tocó techo en 2016, y desde entonces ha caído un 24%. La producción de carbón, por su parte, alcanzó su máximo en 2019, aunque probablemente 2022 marque un nuevo máximo ligeramente superior (ya, eso sí, difícil de superar). Y por último, la producción de gas natural se espera que llegue a su máximo para antes del 2030.

Fuente: Our World in Data: Global direct primary energy consumption.

Todo esto invita a sostener que estamos asistiendo en vivo y en directo al cenit conjunto de todas las formas de energía no renovable (que actualmente representan, ahí es nada, el 89% de toda la energía primaria consumida en el mundo), cuyo pico acabará siendo probablemente emplazado en algún momento entre 2018 y 2025.

Por tanto, y aunque el vídeo propuesto se centre en el cénit del petróleo, es importante ampliar el horizonte del debate al conjunto de energías no renovables; unas energías que, como hemos visto, están sujetas al pico de Hubbert y tienen, por lo tanto, los días contados. Comprender esta realidad y empezar a planificar desde ya otros modelos económicos y energéticos que trasciendan la lógica del crecimiento y la acumulación perpetua será sin duda esencial para dibujar un porvenir próspero, justo y sostenible para los seres humanos sobre el planeta Tierra. Es urgente que aprendamos a vivir bien bajo un escenario de descenso energético inapelable.

Actividad final sugerida

Tras haber visto el vídeo, os sugerimos establecer un debate abierto, crítico y reflexivo en el aula entorno a las siguientes preguntas:

  1. ¿Tiene la sociedad global actual un problema real con el suministro de petróleo?
  2. ¿Cuáles dirías que son las implicaciones del pico del petróleo? ¿Qué derivadas podría tener para la sociedad un escenario de escasez y descenso energético?
  3. ¿Seremos capaces de garantizar un mundo con prosperidad social y el bienestar humano sin petróleo? ¿Cómo crees que será ese mundo? ¿Qué cambios y transformación crees que será necesario acometer?

Para hacer más dinámico y fructífero el debate, se pueden organizar varias mesas de trabajo en clase, en torno, por ejemplo, a tres grupos de estudiantes. Según el tiempo disponible, cada grupo puede abordar cada uno de los tres grupos de preguntas enumerados arriba o tratar de responderlas todas. En cualquier caso, y tras unos minutos de debate interno, se sugiere realizar una puesta en común guiada por el profesor o profesora y orientada a extraer las principales enseñanzas de este tema.

Para más información sobre esta temática os recomendamos consultar el blog The Oil Crash, de Antonio Turiel, así como los libros Petrocalipsis y Sin energía del mismo autor.

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