“La Revolución de los Cuidados” es un cuaderno de cuentos para público infantil cuyo objetivo es proponer y ayudar a crear alternativas para una educación no sexista, a través de la cual quienes educan puedan ser agentes de transformación para promover desde todos los ámbitos educativos relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres.
Este recurso elaborado por Ayuda en Acción, Entreculturas e InteRed quiere contribuir a visibilizar el papel que juegan las mujeres en el desarrollo de sus sociedades, haciendo énfasis en los países del Sur, y difundir aquellos proyectos, noticias e iniciativas, orientadas a defender los derechos de las mujeres en la construcción de una sociedad y un mundo más justo y equitativo.
Engloba 6 cuentos y actividades didácticas para trabajar con los tres ciclos de primaria sobre la temática de los cuidados, su relevancia en nuestra sociedad e importancia para el sostenimiento de la vida. A través de estos cuentos y de las propuestas pedagógicas queremos acercar a los más pequeños y pequeñas la reflexión sobre qué significa cuidar, cómo vivimos los cuidados y cómo repartimos en nuestra sociedad las tareas de cuidado, valorando las implicaciones que esto supone para el desarrollo en condiciones de igualdad de mujeres y niñas.
Textos: Ivana Mollo.
Ilustraciones: Leticia Navarro
Propuesta didáctica: Alicia de Blas
Coordinación: Mª Luisa Caparrós, Raquel Tanarro y María Pascual.
Departamentos de Educación para el Desarrollo Entreculturas, InteRed y Ayuda en Acción
Diseño y maquetación: Leticia Navarro
Madrid: 2012, 94 págs.
A continuación ofrecemos las actividades descargables de forma individual.
Graciana tenía una propuesta para mejorar la vida de todas las ranas: limpiar la charca. Como esta idea ha sido la que más ha gustado, la han votado, y la rana Graciana coordina los trabajos de limpieza, en los que tienen que participar todas las ranas y ranos. El bienestar de la charca, ahora que está limpia, salta a la vista, tanto que otras ranas han venido a visitarlas…
Teresa y Samuel no podían dejar de mirar. Parecía que estaban dentro de una película. No era solamente que todas las mujeres del barrio estuvieran en el parque. No era que llevaran banderas, tambores, el megáfono, termos con café y ¡hasta magdalenas!
No era que se pusieran de acuerdo y aplaudieran y gritaran todas al mismo tiempo. No eran solamente colores. No era solamente música. No. Era mucho más y eso se podía sentir desde cualquier ventana…
Había una vez una señora que vivía en el centro y se llamaba Carmen. A simple vista, se la veía muy bien, aunque a veces su cabeza se iba lejos. Muy lejos. Al pasado, al pueblo, a los recuerdos de su infancia y con personas que ya no estaban. Por eso, la señora Carmen necesitaba cuidados…
Empezaré diciendo que Altagracia, Grace o Greis es la misma persona, -es “tu cuidadora”, dice mi abuela Marifé, -“la asistenta”, según mi abuelo Benito, -“Grace (léase Gra-ce) es la chica”, explica mi padre solo al que le pregunta, -“quien ayuda en la casa”, expone mi abuela Carmela, -“es parte de la familia” o sin el parte, directamente, “es de la familia”, concluye mi madre, Manuela, Lola o Manolita, que la quiere con locura…
Rodrigo no contestó, parecía que esa mañana tan rara todo estaba fuera de lugar. Porque ni Rodrigo, ni Luna, ni Keta, ni Karim, que aún no había llegado, nunca se habían escapado del colegio y nunca se habían embarcado en una mentira tan organizada. Pero esta vez, necesitaban pasar ese rato así.
No podían concentrarse en nada más. Necesitaban pensar qué pasaría con ellos ahora que Luna se volvía a Medellín…
Había que hacer algo, Syba estaba convencida. Urgentemente. Ginoides y androides no podían seguir en esas condiciones, porque de ser así, la comunidad entera se conducía cruelmente a la extinción. Había que hacer algo, Syba estaba convencida.
Cada vez eran menos, cada vez estaban peor y no encontraban la forma de sacar adelante a las máquinas más jóvenes…