La entrada de esta semana es un recurso didáctico basado en un cuento que nos propone imaginar qué sucedería si atendemos al bien común y tomamos las decisiones políticas que priorizan aquello que es necesario para el sostenimiento de la vida (los cuidados), en lugar de propiciar la acumulación de capital.
Es una historia que nos recuerda la importancia del protagonismo infantil y la confianza en que las niñas y niños son plenamente capaces de decidir en los aspectos que les atañen personalmente y al conjunto de la sociedad y que lo hacen atendiendo al cuidado de las personas y de la naturaleza, siendo así un ejemplo a seguir.
En ese sentido, esta historia refleja otros muchos valores imprescindibles para construir una sociedad más justa, como son la interculturalidad, la equidad de género, el ejercicio de la ciudadanía global, la acogida, etc.
La historia, creada por Guillermo Aguado para Intered, cuenta con la ilustración de Feminista Ilustrada y se dirige, especialmente, a un público infantil de 3 a 9 años.
GUÍA DIDÁCTICA:
Los contenidos presentes en este cuento responden a la campaña promovida por InteRed: Actúa con cuidados. Transforma la realidad.
La actividad aborda tres dimensiones:
Dimensión reproductiva y la democratización de los hogares:
- Democratizando los hogares: construyendo relaciones de horizontalidad, fomentando la corresponsabilidad en las tareas de cuidados, desmontando los privilegios asociados a la masculinidad.
- Socializando la responsabilidad de sostener la vida: comunidad, instituciones, estado…
- Reconociendo la deuda de cuidados contraída con otras personas, sociedades.
- Flexibilizando la concepción del hogar.
Dimensión ambiental y los modos de vida sostenibles:
- Vida sencilla y austera. “Vivir mejor con menos”.
- Limitación en nuestro uso de energía, materiales y tiempos.
- Revalorización de los saberes tradicionales.
- Relocalización económica.
Dimensión social y la “ciudadanía“:
- Concepto de ciudadanía.
- Concepto del poder y procesos de empoderamiento.
- Movilización e incidencia política: organización y definición de luchas colectivas.
- Iniciativas colaborativas como: huertos comunitarios, mercados, y monedas sociales, bibliotecas populares, bancos de tiempo…
Segundo Ciclo de Educación Infantil
Conocimiento de uno mismo y autonomía personal: mediante el diálogo y el intercambio de experiencias, el grupo reflexiona sobre qué cuidados necesitan, cuáles pueden darse a sí mismas, cuáles pueden hacer individualmente, cuáles pueden hacer en grupo y qué cuidados necesitan recibir.
Conocimiento del entorno: se comparte el conocimiento del entorno escolar y de sus hogares, reflexionando e imaginando cómo se puede cuidar el entorno y obtener de él lo necesario para una vida sana y sostenible.
El cuento permite conocer cómo es la toma de decisiones democrática, la importancia de la participación de la infancia en las cuestiones que les atañen, con conciencia de qué decisiones pueden tomar (expresando sus deseos y negociando con sus iguales) y cuáles no pueden tomar aún (las relativas a su seguridad). Supone una oportunidad para que el grupo pueda decidir algún tipo de iniciativa que suponga una mejora ambiental del centro,por ejemplo plantar semillas , crear un huerto escolar, hacer y decorar una papelera extra para zonas donde se acumule más basura.
Lenguajes: comunicación y representación. Las mencionadas acciones lúdicas y de diálogo son también oportunidades para avanzar en los lenguajes según las etapas en las que se encuentren. Pueden decorarse letras para hacer sencillos carteles que expresen cuidados: “Menos humos”, “Más jardines”, “Menos coches”, “Más bicis”, “Más plantas”.
El cuento está en castellano, catalán, gallego, euskera, e inglés. Incorpora una guía didáctica. Debido a su tamaño, os redirigimos a la web de Intered para que podáis descargarla.
Primeros cursos de Educación Primaria
Este recurso propone desarrollar un pequeño proceso de aprendizaje por proyectos transformadores con mirada global, en la que colectivamente se decida alguna pequeña mejora de cuidados en el aula, el centro y/o el entorno. Conforme avanza el proyecto, se irán desarrollando las correspondientes competencias.
Comunicación lingüística: en relación a la expresión oral, las posibilidades van desde la creación y narración de las historias derivadas del cuento, al diálogo creativo necesario para reflexionar qué cuidados necesitan a su edad, cuáles pueden darse a sí mismos, cuáles pueden hacer en grupo, qué cuidados necesitan recibir, qué transformaciones de cuidado pueden hacer en su entorno.
En cuanto a la expresión escrita, y siempre en función del momento en que se encuentre cada grupo, cada niño o niña, pueden realizarse individual y colectivamente diversos productos, desde hacer carteles para el centro y el barrio, hasta hacer escritos dirigidos al ayuntamiento en defensa de la participación infantil y el cuidado del medio ambiente.
Competencia matemática, y competencias básicas en ciencia y tecnología: se desarrollan en el proyecto, al tiempo que se resuelven las cuestiones científicas que se quieran trabajar en relación a los distintos temas que se abordan en el cuento: alimentación, contaminación, urbanismo, economía…
Al desarrollarlos, se profundiza en cómo aplicar los conocimientos científicos y la tecnología para dar respuesta a las necesidades de cuidados propios y de todos los seres humanos y no utilizarlos para el beneficio personal, sino para el bien común. Apoyándose en el argumento del cuento, se pueden utilizar semillas para desarrollar esa competencia, al tiempo que se crea un entorno local y global más hermoso y saludable. Por ejemplo, pueden utilizarse las semillas para ser plantadas, pero también para medir unidades a modo de ábaco, y todos los contenidos del área de matemáticas relacionados con las unidades.
Competencia digital: en primaria el acceso a los recursos informáticos debe ser muy limitado y protegido. En los procesos descritos pueden utilizarse, tanto para obtener información de los organismos oficiales (ayuntamiento, conserjería, ministerio) o de organizaciones no gubernamentales (de desarrollo como Intered).
Aprender a aprender: si se realiza un proyecto transformados de aprendizaje con mirada global en relación a este cuento, el alumnado aprende a adquirir los aprendizajes necesarios para su cuidado personal, para asumir responsabilidades en el cuidado colectivo, para exigir su participación en la toma de decisiones, para conocer y comprender la realidad sobre la que tomar decisiones.
Competencias sociales y cívicas: muy ligadas al protagonismo infantil, esta propuesta favorece la capacidad de participar de manera activa, participativa y democrática en la vida social y cívica. Se realiza por medio del análisis crítico del entorno, poniendo el foco en los cuidado y como muchos de los hábitos de vida y consumo que tenemos son dañinos para la salud, el medio ambiente y la justicia social a nivel local y global. El cuento muestra e invita a crear modos de vida alternativos en qué se de prioridad al cuidado de las personas y la naturaleza.
Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor: en coherencia con las competencias sociales y cívicas mencionadas, el cuento invita a asumir los compromisos y las iniciativas para emprender transformaciones efectivas en el entorno local para poner el cuidado de la vida en el centro de las decisiones.
Conciencia y expresiones culturales: el cuento combina la expresión oral y la expresión plástica de las láminas. Se propone realizar nuevas láminas para ampliar o modificar la historia pudiendo descargar los escenarios y los personajes, porque existe un contenido complementario de personajes y escenarios para recortar, que permitirá que las niñas y niños creen su propio cuento.
Ciudad de cuidados
Nadie sabe con seguridad por qué sucedió, pero el caso es que aquel día, en aquella ciudad, todas las personas adultas fueron cayendo enfermas.
Algunas empezaron a enfermar por la mañana y otras por la tarde. Al llegar la noche, todas las personas mayores tenían fiebre, retortijones de tripa y tos en la garganta. Así que al día siguiente tuvieron que quedarse en la cama.
Esa mañana, cuando los niños y niñas salieron a la calle, la imagen era increíble: no había coches, ni motos, se podía caminar libremente por las calles sin miedo a que te atropellaran. Además el aire era limpio y fresco, sin los humos de los tubos de escape daba gusto respirarlo. Algunas niñas y niños que tenían sus colegios lejos iban en bici y, si podían, llevaban a otras en el transportín.
En las asambleas de los colegios, lo primero fue compartir la comida que llevaban porque algunas personas venían sin desayunar. El resto había traído lo que había podido: frutas, tomates, el pan de ayer… Con eso hicieron unas tostadas riquísimas, mucho mejores que cualquier pastel.
Empezaron a organizarse para preparar las comidas. Qué bien que en los colegios tenían huerto y que en los barrios había huertos urbanos. Los días siguientes, algunos grupos fueron a los campos de cultivo cercanos y como no podían usar los tractores porque eran para mayores, ni los insecticidas, fertilizantes y demás venenos, cultivaron todo de forma natural.
¡¡Todo estaba mucho más rico y sano!!
Las niñas y los niños preparaban sopa para las personas mayores que todas estaban malitas. Se la llevaban a la cama y se la daban despacito, con mucho cariño, a la vez que les contaban un cuento. También se encargaban de otras tareas como limpiar, lavar la ropa… pronto descubrieron que con una lavadora para todo el edificio tenían suficiente y que no hacía falta usar detergentes. Con los días, lo fueron compartiendo todo: la nevera, los juguetes, los muebles, la ropa… todo.
Gracias a sus cuidados, alimentación sana, aire puro, las personas mayores iban estando un poco mejor cada día, pero todavía tenían mucha flojera para levantarse de la cama.
Esa rara enfermedad que sólo afectaba a las personas adultas y que se sospechaba tenía su causa en los muchos años que las mamás, papás, abuelitos… llevaban viviendo en ciudades contaminadas, se había extendido también a otros países.
Una cosa muy bonita que pasó es que como no había nadie en las fronteras, vinieron niños y niñas de otros lugares y trajeron comidas diferentes, juegos desconocidos, ropas de muchos colores, canciones preciosas, bailes divertidísimos…
Al pasar los días, había algunas cosas que decidir, que tenían que ver co la ciudad entera, así que en cada cole eligieron a una niña y a un niño para que fuera al Ayuntamiento en representación. Y en la gran asamblea, se escucharon todo tipo de ideas:
- Hola soy Amina, desde mi cole proponemos bajar las papeleras de la ciudad para que puedan usarlas grandes y peques.
- Buenas soy Iker, en nuestro barrio hay muchas casas vacías y queremos que se abran para que puedan usarlas las familias que no tienen casa.
- Me llamo Sandra y en nuestro cole hemos pensado en que celebremos una gran fiesta en que todo el mundo está invitado. Y como todas las ideas buscaban lo mejor para todas las personas, fue muy fácil ponerse de acuerdo.
Pasaron muchos días, es decir algunas semanas, es decir pocos meses y las personas mayores se recuperaron. El día que ya pudieron salir a la calle, por todas partes se oía: ¿pero qué es esto? ¿pero cómo es posible? y es que la ciudad había cambiado mucho. No había basura porque todo se aprovechaba, en las calles ya no se acumulaban ni bolsas ni botellas de plástico. En lugar de carteles de publicidad, había dibujos pintados en el cole. Lo coches, de no usarlos, se habían estropeado. Como el agua estaba limpia, las niñas y niños bebían y se refrescaban en las fuentes.
Aunque había muchos caprichos que las personas mayores querían como montar en moto, tomar refrescos, comer cosas de otras partes del mundo, ver la televisión y usar los móviles y las tablets, se dieron cuenta de que estaban mucho mejor sin ellas. Con menos cosas, pero con el aire limpio, el agua limpia, alimentos naturales, la libertad de moverse por las calles…
Cuando las personas adultas volvieron al ayuntamiento para tomar las decisiones, dijeron a las niñas y niños que muchas gracias pero que ya se podían ir. Sin embargo, Sandra. Iker, Amina, Bruno, Gabi… contestaron a la vez: ¡De eso nada!
Y explicaron que no era justo que se tuvieran que ir, que habían demostrado que eran muy capaces de cuidar la ciudad, de respetar la naturaleza, de compartir, de inventar cosas bonitas… y de cuidar de las personas mayores y pequeñas.
Las personas adultas tuvieron que reconocer que les habían cuidado muy bien y que todo estaba mejor que antes.
Desde entonces en esa ciudad las decisiones las toman las personas pequeñas junto a las mayores. Incluyendo a quienes vinieron de lejos. Y, en esa ciudad, las cuestiones que son realmente importantes, esas, siempre las deciden las niñas y los niños.
Podéis disfrutar también de una versión audio-video cuento:
Descargar el texto completo del cuento: Una ciudad de cuidados
¡Hermoso! A ver si el resurgir de esta crisis, socializa cuidados, los visibilizar y da voz a la infancia y a otros sectores de población discriminados. Gracias por el trabajo y las ideas.