Tras más de dos años de estar visualizando en directo el genocidio de la población de Gaza, parece que con el alto al fuego recientemente anunciado se empieza a vislumbrar el final de esta situación injusta e inhumana, devastadora para el pueblo palestino, pues el fin de los bombardeos supone un avance en lo que puede ser recuperar la vida en la franja de Gaza. No obstante, pese al alto el fuego, la masacre no ha terminado (poco después del acuerdo de paz, varias personas eran asesinadas, entre ellas el periodista palestino Saleh Al-Jafarawi), el hogar de miles de personas se encuentra totalmente derruido, con planes confusos de reconstrucción, y el acuerdo, elaborado por las fuerzas coloniales, está lejos de los objetivos de asegurar una vida digna para el pueblo palestino.
Aún así, el acuerdo del alto al fuego es una buena noticia y nos recuerda que la voluntad política, con la presión de la ciudadanía organizada en acciones tan valientes como la Global SUMUD Flotilla o las manifestaciones históricas, es el camino para poner fin a atrocidades y violencias desmesuradas y, esencialmente, innecesarias. Por ello, lejos de poder empezar a olvidarnos de la situación de la población palestina, debemos seguir indagando en su realidad, así como en otras situaciones de violencia también vigentes, para continuar alzando la voz ante las injusticias y conformando una sociedad crítica y comprometida con los derechos humanos y la paz.
Analizar las tensiones colonialistas que vertebran nuestra sociedad, entender el rol y la importancia de la organización civil para ejercer presión y promover cambios, y trabajar en profundidad con nuestro alumnado la cultura de la no-violencia y la paz, así como los derechos humanos, con especial énfasis en los derechos de la infancia, es hoy más importante que nunca. De hecho, la educación para la paz y los derechos humanos es un deber ético, pero también legal del que no puede desentenderse el sistema educativo, según la legislación nacional e internacional. La Unesco establece que la educación para la paz y la no violencia sea un contenido transversal de la educación en todos los países, algo que recoge la legislación española y forma parte de los planes de estudio.
Es por ello por lo que debemos recordar que en ningún caso abordar el tema en el aula, así como llevar a cabo acciones de solidaridad con el pueblo palestino, puede considerarse “adoctrinamiento político”, puesto que no implica la promoción de una ideología partidista con intención de condicionar la libertad de pensamiento del alumnado, sino que fomenta principios compartidos y reconocidos tanto en la normativa española como en organismos internacionales. Sobre esto os compartimos la infografía elaborada por Ana López Seoane, profesora del CEM Hipatia FUHEM, en colaboración con la ilustradora Martina Doll (@plante.en.pot).
Por ello, os animamos a seguir trabajando este tema en el aula, seguir potenciando el interés por la dignidad de la población palestina y de todos los pueblos oprimidos, así como promoviendo una cultura de paz y tolerancia que contribuya a transformar de raíz la manera en que abordamos los conflictos; pues transformar la gestión de los conflictos cotidianos en el aula sienta los cimientos para la transformación de la gestión de los conflictos políticos e imperialistas a gran escala.
La comunidad educativa está comprometida con esta causa, lo cual se plasma con multitud de acciones de protesta, huelgas y manifestaciones, la masiva adhesión de docentes y centros escolares a la Declaración de Marea Palestina, además de con la creación de múltiples recursos y propuestas para abordar este tema con el alumnado. A continuación, os compartimos algunas que pueden servir de inspiración: