El contexto
La situación de incertidumbre y de tensiones bélicas no para de aumentar semana a semana, día tras día. En este contexto en que aumenta el imperialismo y se impone la ley del más fuerte, trabajar para la construcción de la cultura de la paz es más necesario que nunca. Esta se reclama desde las calles, pues son muchas las personas y movimientos activistas que exigen un embargo militar a Israel, que defienden un discurso antimilitarista, que protestan y denuncian las políticas racistas que gobiernan nuestros Estados… Pues sabemos que la guerra sólo beneficia a los poderosos, mientras que destruye y mata todo a su alrededor.
Pero, ¿cómo se trabaja la cultura de la paz en un contexto de tanta violencia?
La cultura restaurativa
Reconocer la ecodependecia y la interdependencia, potenciar la empatía y desarrollar mecanismos para la resolución pacífica de conflictos son piezas fundamentales que construyen entornos donde el beneficio mutuo y el bienestar colectivo son lo natural, dejando atrás los ambientes de competitividad, violencia e individualismo. La cultura restaurativa es una herramienta, una filosofía, una manera de construir los vínculos que busca la capacitación de las personas y el desarrollo de un marco cultural que permita gestionar de manera positiva las relaciones y los conflictos sin violencia. Esto implica trabajar habilidades como la escucha activa, la comunicación no violenta, la responsabilidad de nuestras acciones y la voluntad de reparar y restaurar el daño causado. Por tanto, este enfoque va más allá de la mediación de conflictos, deja atrás la mirada punitiva y busca construir otras maneras de relacionarse para nuestro alumnado, profesorado, familias y, en definitiva, para nuestras sociedades.
Los círculos de diálogo
De todo esto hemos hablado en la VII Escuela de Verano de FUHEM: Construir. Mantener. Reparar . Os compartimos una herramienta sencilla, pero con gran potencial de transformación, que son los círculos de diálogo. Es una metodología inspirada en prácticas de comunidades indígenas de Norteamérica, adaptándolas a nuestro contexto social. Su objetivo es promover la conexión grupal mediante un conocimiento más profundo del grupo, trabajar la responsabilidad y la empatía, indagar en las necesidades y vivencias propias y ajenas y dotar al grupo de una mayor resiliencia.
Se puede poner en práctica desde edades tempranas o con alumnado de mayor edad. Es una herramienta potente en grupos de adultos y en ámbitos no relacionados con la educación siempre que podamos adaptar el tiempo y los contenidos a las características de cada grupo en cuestión.
Esta práctica trabaja dos cuestiones clave: la provención y la prevención. Esto consiste en, por una parte, proveernos de las herramientas y recursos que nos permitan abordar adecuadamente las relaciones y, por otra, prever los conflictos para poder abordarlos desde el inicio, evitando que escalen y la situación se vuelva más compleja y difícil de gestionar.
Los círculos de diálogo pueden realizarse con grupos espontáneos o estables. En el segundo caso, es interesante utilizarlos de manera habitual, pues a medida que se realizan, se coge mayor soltura y se pueden abordar temas más profundos o complejos.
Cómo se realiza un círculo de diálogo
Se trata de una conversación grupal con una estructura definida, facilitada por una o varias personas y en la que se busca una participación equitativa de las personas participantes. Para ello, se hace uso de un objeto de la palabra o tótem, que marca los turnos y ayuda a que cada persona sepa cuando es su momento de compartir.
Es importante también que el espacio sea diáfano y acogedor, de modo que las personas se puedan disponer en forma de círculo (u óvalo), todas ellas en igualdad de condiciones (sin lugares especiales).
El objetivo del círculo es compartir, aprender y nutrirnos de lo que cada persona aporta al grupo y de lo que el grupo aporta a cada persona, potenciando así la interdependencia. Ello requiere, por un lado, de responsabilidad individual en lo qué se dice y cómo se dice en el círculo, teniendo presente el objetivo de potenciar el bienestar grupal. Por otro lado, también es necesario un sostén grupal del espacio de círculo, mediante la escucha activa de todas las voces y el respeto a todas las personas y a su voluntad de compartir.
*Es importante recalcar que un círculo de diálogo sirve para proveer herramientas y prevenir situaciones conflictivas y de malestar, pero no es una herramienta adecuada para gestionar un conflicto en el que ha habido un daño y requiere reparación.
Estructura de un círculo de diálogo
Presentación
Es importante que la realización del círculo sea un acto consciente. Es conveniente que haya una planificación de qué se quiere tratar (aunque también puede surgir de forma espontánea) y es importante consensuar y recordar las normas y compromisos de participación.
Las principales directrices para la realización del círculo son:
- Todas las personas que componen el círculo participan de él. Todas pueden intervenir y se les da la oportunidad de hacerlo.
- El objeto de la palabra determina los turnos de palabra, de modo que mientras la persona que lo sostiene se expresa, el resto del grupo escucha de manera activa las intervenciones (sin comentar, ni interrumpir, ni opinar…). El objeto se va pasando de mano en mano siguiendo el orden del círculo, de manera que todas las personas tienen su momento para intervenir y pueden hacerlo o no.
- Si una persona no interviene en su turno, se le puede dar una segunda oportunidad al final de la primera ronda. No es una segunda ronda grupal, sino una ronda de rescate para aquellas personas que no se hayan expresado.
- La actitud debe ser de respeto hacia todo el grupo, tanto la persona que se expresa en cada momento, como las que escuchan y sostienen el círculo. En caso de que las intervenciones puedan resultar ofensivas, es importante ayudar a que la persona se pueda expresar de manera no hiriente.
- Puede ser interesante también generar algún tipo de dinámica que honre el círculo, ayudando a que el grupo potencie su identidad mediante esta herramienta.
Inicio
Consiste en alguna actividad que nos prepare para entrar en la dinámica. Su objetivo es dual: por un lado, comenzar a gestar un ambiente abierto y que promueva el diálogo; por otro, conseguir que el grupo se mezcle, contribuyendo así a que aumente el conocimiento interpersonal y se expandan los grupos de afinidad.
Ejemplos para dinamizar el inicio del círculo pueden ser:
- Hacer una ronda de círculo inicial donde expresar como venimos. Por ejemplo, si fuese un color/tiempo meteorológico/género de cine, como me siento hoy; si pudiera teletransportarme, a donde me iría; una cosa que me hace sentir en calma es…
- Actividades que inviten al cambio de lugar de asiento. Por ejemplo, sopla el viento para quien…, de manera que quien cumpla la premisa, tiene que cambiarse de lugar. En este caso, la persona facilitadora puede lanzar las consignas o, mejor aún, que sean las personas participantes quienes las vayan enunciando.
También pueden ser ejercicios para unirse por diferentes afinidades u organizarse según consignas aleatorias: hacemos el círculo colocándonos cronológicamente en función del mes en que hayamos nacido…
Preguntas temáticas
Abordan el tema alrededor del cual va a versar el círculo de diálogo. Las preguntas pueden enunciarse de diferentes maneras según cual sea el objetivo concreto. Podemos querer indagar en los intereses y afinidades del grupo, chequear el bienestar general o, ante un evento en concreto, expresar las opiniones o necesidades, recoger propuestas en torno a como mejorar o afrontar alguna situación, evaluar alguna dinámica o actividad, gestionar momentos de conflicto o malestar grupal… Las opciones son ilimitadas.
Es habitual plantear las preguntas temáticas desde 3 perspectivas, que conjuntamente nos ayudan a profundizar en un tema. La primera pregunta, busca indagar sobre algo que funciona, que nos gusta o que nos haga sentir bien. La segunda pregunta, profundiza en aquello que podría ser diferente, que nos incomoda, que nos gustaría cambiar o mejorar. Finalmente, la tercera pregunta invita a que cada persona se comprometa a título individual a realizar alguna acción que contribuya a mejorar las cuestiones señaladas en la ronda anterior. También pueden salir propuestas en las que se inviten a asumir de manera grupal un compromiso, pero debe de haber consenso para que estas interpelen a todas las personas.
En este punto es también importante definir la metodología: se puede directamente intervenir todas las personas en gran grupo o generar primero dinámicas de compartir en parejas y/o pequeños grupos antes de pasar a compartir en conjunto. Esto dependerá del tamaño del grupo, del tiempo del que disponemos y de la soltura de las personas participantes a la hora de hablar en grupo.
Reflexión y cierre
Acabaremos la dinámica del círculo de diálogo con una última ronda que nos invite a reflexionar sobre lo compartido. Por ejemplo, una cosa que me llevo del círculo de hoy, algo que he aprendido, alguna cosa que agradezco…
Algunas cuestiones a tener en cuenta a la hora de facilitar círculos de diálogo
La figura de facilitación es imprescindible en el círculo de diálogo. Es un rol que asumen una o varias personas, que ayudan a que la actividad funcione adecuadamente, a que sea un espacio cuidado y sostenido desde el no juicio, a que la gente se sienta incluida y lo más a gusto posible, y a que las preguntas contribuyan al objetivo que se persigue. La persona facilitadora será generalmente una persona del propio grupo, en cuyo caso participará en igualdad con el resto, respondiendo también a las preguntas y contando con su momento para expresarse.
Si el círculo se realiza de manera recurrente, puede ser interesante que el alumnado también experimente dicho rol, pues es una práctica de horizontalidad que contribuye a la responsabilidad colectiva sobre el círculo.
Por otro lado, es importante tratar de enunciar las consignas desde lugares positivos:
- ¿Qué no me gusta de las dinámicas de clase?
- ¿Qué haría que me pudiese sentir mejor en clase?
También es importante que las preguntas no requieran respuestas categóricas o excluyentes:
- ¿Qué es lo que más te gustó? ¿Cuál es tu lugar favorito?
- ¿Podrías decirnos alguna cosa que te gustase?, o Un lugar en el que me siento bien es…
Círculo de diálogo en el espacio virtual
Si nos encontramos teniendo que dinamizar actividades con un grupo en un entorno en línea, el círculo de diálogo puede ser también una herramienta útil para fomentar la participación y la cohesión grupal. En este caso, el objeto de la palabra puede sustituirse por un orden aleatorio que todo el grupo conozca, de manera que se mantenga un orden secuencial que incluya a todas las personas.
También puede ser necesario generar salas de trabajo en grupos más pequeños, contemplar más descansos y dinámicas de activación.
Otros materiales para seguir profundizando
Te compartimos a continuación, algunos materiales que te pueden ser de utilidad para profundizar en la herramienta:
- Guía para facilitar circulos de diálogo – IES Miguel Catalán.
- Círculos de diálogo – Vicenç Rul·lan.
- Una educación que transforma – Simón Menéndez Sadornil y Alberto Rico Trigo.
- L’enfocament restauratiu en l’àmbit educatiu. Quan innovar l’escola és humanitzar-la – Mònica Albertí i Cortés i Montserrat Pedrol Llirinós.
- Circulos-de-dialogo – Niñez ciudadana.