Las enseñanzas mínimas que marca la LOMLOE, que dan cuenta del 50% del currículo escolar, están próximas a aprobarse. El otro 50% será competencia de las comunidades autónomas (40%) y, si así lo deciden estas, de los centros escolares (10%). De este modo, este es un buen momento para hacer un algo en el camino y evaluar cómo incorpora la LOMLOE la mirada sobre la sostenibilidad, aunque nuestro enfoque analítico ha abierto la mirada hacia un análisis ecosocial. Para ello, con la ayuda de Garúa, desde FUHEM hemos realizado un amplio trabajo con dos finalidades fundamentales:
- Que sirva al profesorado para orientar desde la perspectiva de la sostenibilidad su programación con la nueva ley.
- Que pueda servir a las comunidades autónomas como ayuda en la parte de elaboración curricular que les corresponde.
Herramintas para programar con una mirada ecosocial con la LOMLOE
El estudio parte de definir 31 indicadores englobados en 8 ejes temáticos:
- Ecodependencia.
- Funcionamiento de la biosfera.
- Crisis civilizatoria.
- Agentes de cambio social.
- Desarrollo personal y cuidado del planeta.
- Justicia para conservar el planeta.
- Democracia para la transición ecosocial.
- Técnica para un mundo sostenible.
Sobre esa base, realiza propuestas para los perfiles de salida de secundaria y primaria, los criterios de evaluación y, sobre todo, los saberes básicos definidos en las enseñanzas mínimas. Así, se ofrecen al profesorado de EP y ESO de las áreas de conocimiento relacionadas con naturales, sociales y valores, propuestas concretas de cómo abordar los saberes básicos desde la perspectiva ecosocial. Para ello, se entresacan los saberes básicos relacionados con cada uno de los 8 ejes temáticos descritos más arriba y se les relaciona con el indicador que puede orientar su trabajo desde una mirada ecosocial.
El resultado es una herramienta que facilita la programación desde una mirada ecosocial. Aquí hay algunos ejemplos para EP:
Y otros para ESO:
Análisis de la LOMLOE desde la mirada de la sostenibilidad
Uno de los objetivos explícitos que persigue la nueva ley educativa, la LOMLOE, es adecuar el currículo escolar al contexto de crisis ambiental que vivimos y apostar decididamente por una formación para la sostenibilidad. ¿Lo consigue realmente?, ¿qué faltaría y se puede sumar en la transposición por parte de las comunidades autónomas?
La principal conclusión a la que llegamos es que la propuesta educativa de la LOMLOE constituye una mejora significativa con respecto a la ley educativa anterior en cuanto a la perspectiva de cuidado y defensa de la naturaleza.
Uno de los elementos en los que se sustancia esta afirmación es que la ecodependencia (y la interdependencia), así como la valoración de la importancia de la biodiversidad se recogen en el currículo, tanto en Primaria como en ESO. También se abordan el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los límites de recursos en nuestro planeta.
Un cambio significativo respecto a la LOMCE es que la ciudadanía organizada aparece en el currículo como un actor en el devenir colectivo. Esto, unido a un desarrollo de la empatía, el pensamiento crítico y holístico, la capacidad de desenvolverse en la incertidumbre o el desarrollo de la creatividad, ayudan a capacitar al alumnado como un agente social activo hacia la construcción de sociedades ecosociales.
Los contenidos vinculados con el desarrollo personal están presentes en el currículo. También aparecen recogidos contenidos que promueven una cultura del cuidado. A esta lista se podrían sumar los que tienen que ver con la justicia social y la democracia, ambos componentes indispensables de sociedades realmente sostenibles.
Pero también hay elementos en los que se podría mejorar el currículo en los desarrollos legislativos que están por venir.
Un primer aspecto es que, si bien se valora nuestra ecodependencia, esto no se realiza con la suficiente profundidad como para comprender la biosfera como un todo (se analiza solo de manera fragmentada), y tomar a la naturaleza como un modelo para organizar nuestro metabolismo económico. Esta falta de profundidad también aparece cuando se analizan los distintos aspectos de la crisis ambiental (climática, ecosistémica, material, energética), que no se enlazan con el modelo económico, entre sí y con la ecodependencia. De este modo, no se concluye que estamos viviendo una crisis civilizatoria, aspecto que no aparece en el currículo. Sin partir de un diagnóstico adecuado, que relacione la situación de emergencia planetaria y social con el actual modelo económico, no se pueden atisbar los cambios estructurales que necesitamos.
La toma de conciencia de la gravedad del problema debe llevar en paralelo propuestas e imaginarios deseables (a distintas escalas), que combatan la ecofatiga y alienten a formar parte activa de los procesos de cambio necesarios. Esto pasa por mostrar (y vivenciar) modelos de cómo vivir con menos materiales y energía, y maximizar la articulación comunitaria y la cooperación social. Todo ello es fundamental y no está suficientemente reflejado en las enseñanzas mínimas de la LOMLOE o, en algunos casos, no aparece.
La tecnología tiene un espacio importante en el currículo, especialmente en lo relativo al uso de aparatos digitales. Sin embargo, es importante aplicar el pensamiento crítico al desarrollo científico-tecnológico, sin negar el reconocimiento del valor positivo que han tenido en muchos aspectos de nuestra vida. Es necesario conocer la huella material, energética y social de la tecnología en todo su ciclo de vida (desde la extracción de las materias primas a la fase de residuo), con el fin de evaluar los impactos ecosociales que lleva asociada y reflexionar sobre su implantación en un futuro cercano de escasez de combustibles fósiles y minerales. Probablemente, este es el aspecto en el que la LOMLOE muestra una mayor carencia en su concreción en los criterios de evaluación y saberes básicos, pues es un elemento que aparece en los perfiles de salida, pero que después se pierde.
En términos generales, el currículo de Primaria permite capacitar mejor al alumnado en el cuidado y defensa del medio natural que el de ESO, algo que no debería ser así y todavía se puede subsanar. En ESO, mientras las asignaturas de Geografía e Historia y Valores éticos y cívicos incorporan bastante bien la mirada sostenible, en Biología y Geología, y especialmente en Física y Química, esta dimensión está poco presente. En Valores éticos y cívicos se llegan a abordar con mucho acierto y valentía temas como el decrecimiento, el ecofeminismo, la economía circular, los derechos de los animales, la soberanía alimentaria o las comunidades en transición.
En el informe se pueden encontrar unas tablas-resumen con la valoración del currículo en base a los 31 indicadores que se agrupan en 8 bloques temáticos, como se muestra en estos ejemplos:
En la siguiente presentación se resumen las principales conclusiones de la guía y se muestra cómo el profesorado y el alumnado aterrizan todo esto en prácticas de aula:
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Esta publicación ha sido realizada con el apoyo financiero del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD).