Mucho tiene que cambiar y está cambiando la escuela como consecuencia del aldabonazo y el mazazo que está suponiendo la COVID-19.
En algunos casos, los cambios profundizan las raíces del problema. Por ejemplo, frente a la emergencia climática hay centros que responden instalando aires acondicionados, lo que incrementa el consumo energético y las emisiones de gases de efecto invernadero. En contraposición, otros articulan medidas de climatización pasivas (toldos y vegetación, por ejemplo) y, sobre todo, introducen la emergencia climática en sus currículos. En ese sentido va la propuesta de currículo ecosocial de FUHEM.
En lo que respecta a la COVID-19 se acumulan las informaciones que señalan que detrás del incremento de las zoonosis que estamos viviendo las últimas décadas (saltos de enfermedades en distintos animales al ser humano) está la degradación ambiental y el sistema alimentario. Pero, desgraciadamente, la adaptación a la pandemia se articula en muchos centros mediante medidas que redundan en una mayor degradación ambiental, como podría ser la utilización de mascarillas de un solo uso frente a las reutilizables. Y, nuevamente, sin alterar los currículos, como si nuestras vidas no estuviesen profundamente trastocadas.
Esta no es nuestra apuesta. Por eso, hemos ido realizando distintas propuestas para abordar esta situación de manera curricular incidiendo en las causas. Aquí están algunas de esas propuestas:
- Pérdida de biodiversidad y pandemias: un nexo oscuro y peligroso.
- Ideas (aquí no extendemos “recetas”) para trabajar la problemática del coronavirus desde la educación ecosocial. #EA26.
- Veo, siento, pienso, me pregunto. Coronavirus, medio ambiente y sistema inmune.
- Un virus, la humanidad y la Tierra.
Alzando la mirada con más perspectiva, Ecologitas en Acción acaba de sacar una serie de reflexiones sobre cómo abordar la crisis sistémica que vivimos en las aulas. Son líneas generales de actuación para afrontar este complicado curso con perspectiva ecosocial. Os dejamos con ellas.
Hasta hace poco, a pesar de tratarse de un problema indiscutible, la profundidad de la crisis ecológica ha permanecido invisibilizada y apartada del debate social y político. Así, las repercusiones de esta crisis sobre la vida humana, la economía y la política han pasado desapercibidas para la gran mayoría. Este año, la pandemia de la COVID-19, así como otros sucesos excepcionales que han acontecido como los incendios en Australia, la plaga de langostas en Yemen y el cuerno africano, etc. han puesto de relieve la gravedad y magnitud del problema en el que nos encontramos.
Es necesario repensar la educación para entender el momento que nos toca vivir y tratar de revertir los problemas que vienen o ayudar a paliar sus efectos.
Tenemos que asumir que la manera hegemónica de desarrollo de las sociedades se ha producido de espaldas a las bases materiales que sostienen la vida humana. Es importante entender que somos seres ecodependientes, es decir, dependemos de la naturaleza de la que obtenemos todo lo que necesitamos para vivir. La naturaleza está sujeta a límites físicos, por lo que nuestra vida humana también está sujeta a límites. Esto implica que nada, ni siquiera nuestra economía, puede crecer de manera indefinida.
Pero además de ser seres ecodependientes, somos seres interdependientes. La vida de cualquiera de nosotras y nosotros en solitario es imposible, ningún ser humano puede vivir solo ya que vivimos en cuerpos vulnerables que necesitan de cuidados y atenciones a lo largo de toda la vida.
Creemos que es fundamental apostar por una educación que luche por conseguir el bienestar para todas y todos, tomando consciencia de nuestra radical ecodependencia y las interdependencias que nos permiten estar vivas. La educación tiene que construirse sobre los pilares que sostienen la vida en un planeta que tiene límites físicos y que cada vez está más sobrepasado. Una educación que sitúe la vida en el centro de la reflexión y de la experiencia, que permita vincularse al territorio próximo y a la comunidad, que desenmascare y denuncie el actual modelo de desarrollo y permita imaginar, construir y experimentar alternativas.
Una educación centrada en el cuidado de la vida puede jugar un papel fundamental en el cambio de paradigma civilizatorio, que cada vez es más urgente. Queremos educar para poner la vida en el centro.
Nos preocupa seriamente la situación del planeta Tierra y de las personas que en él habitamos, por lo que hemos elaborado una serie de propuestas que sirven para potenciar una educación ecosocial desde diferentes niveles.
Interrelaciona
- Piensa sobre los contenidos que tienes que explicar para priorizar aquéllos que consideres que tu alumnado deba conocer para aprender el cuidado de la vida y la Tierra.
- Fomenta las alianzas con las familias favoreciendo que se impliquen en la labor educativa (una buena práctica de esto puede ser el trabajo con Comunidades de Aprendizaje).
- Haz de los comedores espacios educativos en sí mismos; gestión colectiva, alimentos locales, de temporada, etc. que permitan procesos de aprendizaje de la comunidad educativa.
- Recuerda que las emociones son un elemento central en el aprendizaje y que necesitamos que sea vivencial para que esto se produzca.
Impulsa
- Potencia la creación o la continuidad de grupos activistas en tu colegio (asambleas ecofeministas, grupos ecologistas, etc).
- Promueve la creación de redes de apoyo mutuo en la comunidad educativa, creando grupos que conviertan los problemas individuales en retos colectivos.
- Refuerza la escuela en su importante papel social (como generador de cambios sociales y compensador de desigualdades).
- Impulsa proyectos Aprendizaje y Servicio carácter ecosocial.
- Apoya las iniciativas que reivindiquen una reducción de la ratio.
Imagina
- Utiliza la creatividad para hacer propuestas que permitan cuidarnos y buscar soluciones.
- Respalda la importancia de la educación no formal impulsando iniciativas que puedan valorarse socialmente (ejemplo: huerto comunitario).
- Renaturaliza tu centro, utiliza los espacios que hay al aire libre y habítalos.
- Aprovecha el entorno cercano para educar en el territorio conociéndolo, defendiéndolo y cuidándolo.
- Asume los límites de la tecnología e imagina o recupera otros recursos para enseñar.
Interróga(te)
- Organiza encuentros para debatir en la comunidad educativa cómo podemos hacer frente a la situación que vivimos y las que pueden venir en el futuro.
- Educa en la incertidumbre y para ser resilientes estando preparadas y preparados para las situaciones que pueden darse en el futuro.
- Recuerda que ninguna pauta de consumo puede considerarse moralmente aceptable si es imposible de universalizar, es decir, si solo puede disfrutar de ella una minoría, en tanto que la mayoría quede excluida de ella.
- Reflexiona y valora el conocimiento que hay en tu comunidad educativa y los trabajos esenciales que hasta ahora han sido invisibilizados. Por ejemplo, durante la pandemia hemos tomado conciencia de la importancia del trabajo de las personas que cultivan el campo y cosechan los alimentos, de las que transportan las mercancías y de aquéllas que atienden en las tiendas.
Aprovecha para poner en marcha proyectos educativos basándote en estas preguntas:
✓ ¿Quiénes han sufrido más en la pandemia? ¿Por qué?
✓ ¿Qué trabajos son totalmente necesarios?
✓ ¿Qué nos hace felices?
✓ ¿Cuál es la importancia de lo público y lo común?
Otras reflexiones
Ecologistas en Acción no es la única entidad que está reflexionando sobre estos temas. Aquí hay otras dos propuestas confluentes:
Y, de postre, os dejo algunas reflexiones de mi cosecha: