Tiempo de actuar

Las mujeres en el desplazamiento forzado

Asistimos a un desplazamiento forzado de personas de grandes proporciones desde Siria, Irak, Afganistán, Somalia y Sudán, entre otros países, que huyen de la violencia hacia países vecinos y hacia Europa. Muchas personas en el mundo se ven obligadas a abandonar sus hogares y a desplazarse bien dentro de su propio país (a los que se denomina desplazados internos), o bien cruzando fronteras (refugiados/as). En 2016, por quinto año consecutivo, se batió el triste récord de desplazamiento forzado en el mundo, hasta superar los 65 millones de personas, de las cuales 21 millones cruzaron fronteras internacionales.

Existen distintos factores que empujan a las personas a abandonar su hogar, y los podemos englobar en dos grandes bloques: los vinculados a las guerras, los conflictos armados y la persecución –causas que se consideran entre los supuestos legítimos para acogerse al estatuto de refugiada/o−; y los relacionados con la destrucción del hábitat donde la gente vive. No son factores que actúan aisladamente, sino que se retroalimentan.[1] A su vez, dentro de este segundo bloque encontramos dos tipos de causas que empujan a las personas a desplazarse: a) el deterioro ambiental debido a los impactos del cambio climático; y b) los factores vinculado a los llamados conflictos socioecológicos[2] –que abordamos en otras entradas de este blog–, entre los que merecen especial atención aquellos ligados a los megaproyectos: el extractivismo de la minería, los hidrocarburos o la agricultura industrial, la construcción de grandes infraestructuras, como presas, carreteras, y el acaparamiento de tierras. A las personas que se desplazan por este segundo tipo de causas no se les reconoce, hasta ahora, como posibles demandantes de asilo de refugiados/as o desplazados/as internos/as.

Sea cual sea la causa del desplazamiento, las mujeres reciben mayores impactos: a los impactos generales de este fenómeno se suman los impactos específicos derivados de las desigualdades de género, construidas socialmente, y que se manifiestan en una distribución inequitativa de derechos, recursos y poder. Así, el factor diferencial de género en los impactos del desplazamiento se debe al papel subalterno que se ha otorgado tradicionalmente a las mujeres en el marco de la sociedad patriarcal y capitalista.

El desplazamiento implica recorrer grandes distancias, que en ocasiones puede suponer el atravesar continentes, ya sea Centroamérica y México hacia EE UU; o África, Asia y Oriente Medio hacia Europa. Al aumentar el control de fronteras a Europa o a EEUU aumentan los peligros del viaje, que se hace más largo y más precario, como el riesgo muy extendido de violencia sexual, prostitución forzada y el tráfico de mujeres y niñas y complicaciones derivadas de la falta de acceso a salud sexual y reproductiva. A todo ello, se une la violencia institucional derivada de su situación. Esto es, su dificultad para acceder a la justicia y, en caso de denuncia, su dificultad para ser escuchadas.  Las zonas de tránsito, como Nador y Melilla en la frontera española, son especialmente peligrosas para las mujeres.

Si viajan con sus familias, aun durante el desplazamiento, y sean cuales sean las condiciones, las mujeres mantiene el rol de “cuidadoras”, y siguen encargándose de los trabajos de cuidados de la familia, lo que implica obtener, por el medio que sea, alimentos, medicinas y otros bienes básicos para sí misma y para sus hijas e hijos.

El tránsito a menudo es un viaje sin retorno. No pueden volver atrás, a lo que dejaron, porque huyen de la violencia o la devastación de su medio de vida y a menudo no tienen ni los medios ni la documentación necesarios para volver. El desplazamiento también implica la ruptura con un proyecto de vida, con la imbricación en el tejido social de la comunidad, con el papel que las mujeres tienen en numerosas sociedades como transmisoras de la cultura productiva, de la sabiduría tradicional, de la conservación de las semillas y los alimentos, y cuyos saberes y prácticas que se pierden con el desplazamiento.

Si logran sortear las dificultades del camino, en la llegada esperan nuevos desafíos.  En el lugar de llegada –que puede ser el primero de una cadena de reasentamientos−, la preocupación más urgente es encontrar los medios para subsistir. Las mujeres enfrentan una enorme dificultad para encontrar un trabajo que les permita contar con ingresos y, a la vez, atender a sus hijos e hijas pequeñas, por lo que muchas de ellas optan por el trabajo informal, como la venta ambulante, la preparación de alimentos y venta en la calle, la elaboración de artesanías y el trabajo doméstico, o en los casos más precarios, a “hacer el recorrido”, como dicen en Colombia, es decir, salir a pedir alimentos.

Si han cruzado fronteras internacionales, en el lugar de llegada, cuando se da una situación de irregularidad, es caldo de cultivo para nuevos abusos. Por ejemplo, la explotación laboral sin posibilidad de denuncia, o los riesgos derivados del propio puesto de trabajo, ya sea por ocupar trabajos de escasa valoración social o por exposición a nuevos abusos sexuales.

El desplazamiento y el refugio puede implicar también modificaciones en los roles tradicionales de género, ya que muchas mujeres tienen que asumir la jefatura del hogar; esto representa una responsabilidad, pero también una oportunidad de empoderamiento si se logra que no solo cambien las prácticas cotidianas, sino también las representaciones en materia de género.  Las mujeres, pese a la vulnerabilidad diferencial por motivos de género, son también agentes clave para la construcción de estrategias locales de adaptación en el desplazamiento forzado, un elemento que conviene explorar más a fondo.

 

Para abordar la cuestión de las mujeres y el desplazamiento forzado, os proponemos varias técnicas para trabajar en el aula.

 

Bloque 1

os proponemos este material educativo de la ONG Alboan sobre Personas desplazadas y refugiadas (2012) (dossier completo), que contiene tres técnicas, además de otra información:

El material incluye el trabajo sobre desplazamiento y refugio realizado por el alumnado de un instituto de Vizcaya, cuya experiencia puede leerse aquí: http://comunidadrefugiada.blogspot.com.es/

 

Bloque 2

Ficha técnica

Descripción de la técnica

Nuestra propuesta es trabajar el desplazamiento y el refugio de las mujeres  en clave poética a través de tres breves escenas, microrrelatos elaborados por María González Reyes, profesora de FUHEM, de sus libros Palabras que nos sostienen, Historias que capturan estrellas y En la ciudad, una esquina. Las ilustraciones son de Virginia Pedrero.

El alumnado lee la primera historia de forma individual. Se forman grupos de 4-5 personas y comparten el tema del que trata el poema, qué más saben de eso y qué sentimiento les ha causado. Se repite el proceso con la segunda y tercera historia. Por último, se realiza una puesta en común sobre lo trabajado en cada grupo a través de un-a portavoz.

 

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Notas

 

[1] S. Álvarez Cantalapiedra, “Desplazamientos forzados: causas, responsabilidades y respuestas”, Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, nº 132, invierno 2015/2016,  pp. 5-10.

[2] Los conflictos socioecológicos son las expresiones de resistencia en torno al acceso, uso o gestión de los bienes naturales y el territorio, así como el reparto de los costes ambientales asociados a dicho uso.

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