Desde Hipatia hasta las mujeres precarias en los centros y laboratorios de nuestras universidades, la relación entre ciencia y mujeres se ha desarrollado entre múltiples dificultades. En este sentido, Lucia Vicent y yo, Monica Di Donato, os proponemos esta semana una entrada dedicada a reflexionar y resaltar el gran papel que desde siempre han jugado en el desarrollo del conocimiento científico teórico y/o aplicado grandes científicas.
La ciencia, como todos los ámbitos del conocimiento o la vida, está inmersa en medio de una cultura patriarcal donde se priman los conocimientos masculinos, que ellos desarrollan y son de su interés, generándose un claro sesgo alrededor. Sesgados hacia los hombres, hacia las personas del mundo occidental, sesgados hacia las clases medias, hacia las personas de etnia blanca, hacia las personas heterosexuales y las personas cisgénero (aquellas cuya identidad de género concuerda con el género asignado al nacer). En definitiva, las diferentes relaciones de poder que se gestan en la sociedad se reproducen y reflejan en la esfera científica.
En todas las ramas de la ciencia o el conocimiento, desde aquellas que se enmarcan dentro de las ciencias sociales hasta las naturales, sanitarias, de la comunicación o tecnológicas, las mujeres son eclipsadas por lo hombres en el estudio de las materias que se imparten. Durante muchas décadas sus nombres y contribuciones han permanecido en la sombra y es importante recuperar el legado de esas mujeres para acabar con la discriminación de género y completar el mapa de las aportaciones desarrolladas en el terreno del conocimiento. En esta ocasión, la actividad que se plantea centra la atención en las mujeres científicas, sabiendo que todavía en la actualidad existen otras muchas figuras femeninas ocultas en cada uno de los espacios del saber.
Cuando nos referimos a la ciencia, ¿en qué pensamos?
En el imaginario colectivo, la persona a la que se le atribuyen los desarrollos científicos habitualmente es un hombre. Si pedimos al alumnado que dibujen a las personas científicas, previsiblemente nos encontraremos dibujos con hombres con pelo largo y alocado, siguiendo una estética similar a la de Isaac Newton o Albert Einstein; con barba larga, a imagen y semejanza de la que mostraban Arquímedes o Darwin; o con bata si pensamos en Alexander Fleming o en Severo Ochoa. Muchos de estos rasgos son los que presentaban las personalidades que todas y todos hemos estudiado y hemos oído hablar cuando nos referimos al estudio científico y los aportes más relevantes que han tenido lugar a lo largo de la historia.
Es cierto que poco a poco se las menciona a ellas, a todas las mujeres científicas que estaban detrás de estos personajes masculinos, que trabajaban para ellos, de quienes ignoraban sus descubrimientos por el hecho de no ser hombres o a aquellas que, en numerosas ocasiones, fueron las verdaderas artífices de las pioneras ideas que revolucionaron el análisis científico. Algunas de estas menciones las encontramos en películas como Figuras ocultas, Contact o Marie Curie, la serie televisiva de Masters of Sex o el documental de Code Girl. También es el caso de Ágora o La buena esposa, la serie de Good Girls Revolt y otras tantas si nos referimos a las mujeres del conocimiento en otros terrenos (filosofía, economía periodismo, etc.).
Estos recursos, minoritarios en cualquier caso, contribuyen a visibilizar la participación de las mujeres en los últimos tiempos pero no dejan de ser numéricamente anecdóticos si los comparamos con el resto de productos que salen de la industria audiovisual. Es por ello que se hace cada vez más necesario contar la historia de las mujeres, promover su papel en la ciencia y comprender sus intereses científicos a través de estos medios, pero también y con especial relevancia en los libros de texto y materiales utilizados para enseñar y dar a conocer en el aula estas cuestiones. Todo ello con la intención de ir construyendo imaginarios en torno a la ciencia en el que las mujeres estén presentes y, de igual modo, sus aportaciones en este sentido.
Con ese objetivo, proponemos a continuación una selección muy breve de experiencias concretas que muestran la relevancia de las mujeres en la ciencia, la cual puede ampliarse fácilmente a través de los recursos que menciona más adelante esta entrada.
Experiencias que nutren un imaginario científico que no discrimina
Un primer ejemplo lo encontramos en Caroline Herschel. Esta mujer, pionera, astronauta, durante mucho tiempo tuvo que resignarse a ser considerada únicamente como la hermana de Sir William Herschel, mientras que sus descubrimientos se difuminaban y se ocultaban por muchos hombres de su entorno. El trabajo de Herschel, como ha ocurrido con otras muchas otras científicas, se asociaba a los varones –ya fueran hermanos, padres, esposos o incluso compañeros de trabajo-, lo que dificultó después asignar el papel que estas mujeres realmente tuvieron. Una situación que también refleja la vivencia de Ada Lovelace, la desarrolladora del primer lenguaje de programación y cuyo trabajo fue minimizado frente al que hacía Charles Babbage. Lovelace era, en los libros, simplemente la hija de Lord Byron.
Fátima de Madrid, la primera astrónoma del siglo X, o María Andrea Casamayor, la segunda matemática del XVIII, a las que se podría sumar Olivia Sabuco, la autora de un tratado médico en el XVI que su padre intentó apropiarse, son otros de los ejemplos que encontramos si nos referimos al contexto de España.
También hubo calculadoras de estrellas como las de la Universidad de Harvard, las mujeres del Observatorio de San Fernando, en Cádiz, que a finales del siglo XIX trabajaron en la Carte du Ciel, el proyecto que hacía la competencia a la universidad norteamericana. Mujeres que se vieron privadas de poder firmar sus investigaciones. Hecho que se puede comparar con la reiterada mención a nombres como Rosalind Franklin y Lise Meitner, como posibles ganadoras de los premios Nobel, pero que finalmente fueron a parar a hombres, sin incluir a las mujeres que habían iniciado, colaborado o concluido esos descubrimientos.
En esta breve incursión nos referimos a algunos nombres femeninos que, por registrarse en siglos pasados, son difícilmente localizables más allá de las menciones que nos trasladan algunas personas expertas que se han interesado por esta cuestión. Sin embargo, puede encontrarse un amplio abanico de nombres y vivencias de mujeres científicas en los enlaces que siguientes:
Mujeres científicas que deberías conocer
Diez mujeres científicas para estudiar en el aula
Las mujeres olvidadas de la ciencia
Desarrollo de la actividad
Etapa educativa: Primaria y Secundaria
Asignaturas: Lengua castellana; Inglés; Ciencias; Plástica.
Objetivos:
- Presentar científicas de disciplinas variadas, algunas de ellas poco conocidas, y aprender sobre sus aportaciones.
- Ofrecer modelos tanto a chicas como a chicos, para que se animen a estudiar carreras de ciencias.
Para el desarrollo de esta actividad os proponemos conocer y compartir con los alumnos y las alumnas el Proyecto Descubriendo Científicas de la Fundación Seneca, una entidad perteneciente a la Región de Murcia creada con el fin de contribuir al fomento y ejecución de la investigación científica y tecnológica de excelencia en todos los ámbitos del conocimiento.
Como ya se apuntó en la introducción, la autoría y el papel de las mujeres en la ciencia han sido a menudo invisibilizados, junto con el enorme valor de su aportación, muchas veces pionera, en campos como las matemáticas, la física, la astronomía, la medicina, la psicología o la biología.
Descubriendo Científicas propone un recorrido por la trayectoria vital y el trabajo de treinta y ocho científicas e inventoras -aunque la lista podría ser mucho más extensa- a lo largo de la historia a través de una mirada peculiar: la de los niños y niñas. Para ello, la Fundación Séneca ha contado con la colaboración de Gloria Lapeña (artista y doctora en Artes y humanidades) quien organizó un taller donde niños y niñas entre 7 y 10 años de edad pudieron descubrir, por medio del lenguaje plástico y partiendo de un texto elaborado específicamente para cada una de las científicas, el inmenso valor de las aportaciones de las mujeres a la Ciencia y a la Técnica.
El trabajo de esos niños y niñas sobre la figura de científicas en su mayoría desconocidas para el gran público, es una forma de reconocer y hacer justicia a esa “otra mitad” de la Ciencia.
La actividad que os proponemos consiste en leer con los alumnos y alumnas los textos del libro que se publicó a raíz de este proyecto y que podéis encontrar en este enlace. De ahí, se podrían formar grupos de trabajo para que cada uno amplíe y profundice la investigación sobre figuras destacadas de mujeres no sólo en la ciencia, sino también en otros campos del saber. El trabajo podría servir para crear una ficha con los datos y las características recopiladas, artículos destacados, imágenes, etc. por cada uno de los grupos de trabajo y montar una exposición temática.
Para el desarrollo de esta actividad os proponemos el juego de cartas “Mujeres de ciencia”, que podéis encontrar en la página Mujeres con ciencia.
Este juego de cartas (en inglés: Women in science) presenta a 44 científicas de disciplinas variadas. La baraja es una idea de Anouk Charles y Benoît Fries y está compuesta por 52 cartas dibujadas por el artista Francis Collie.
El objetivo del juego es reunir cuatro cartas del mismo color para formar un laboratorio. La primera persona que forma tres laboratorios, gana la partida. Cada jugador o jugadora recibe seis cartas. Se coloca el mazo (boca abajo) en el centro de la mesa y una primera carta boca arriba. En cada turno, el jugador o jugadora decide coger la primera carta del mazo o la situada boca arriba, y se desprende de una carta, dejándola boca arriba en el montón de descarte.
Algunas cartas tienen dos colores y pueden usarse para construir laboratorios de cualquiera de los dos colores. La carta reclutamiento permite a un jugador o jugadora coger cualquier personaje del montón de descarte. La carta prestigio permite robar dos personajes de un laboratorio adversario (se destruye el laboratorio y los personajes restantes se reenvían a la mano de su propietario/a). La carta clon permite a un jugador o jugadora hacer una copia de un personaje que posee; se sitúa junto a la carta con el personaje calcado cuando se forma un laboratorio, y no pueden separarse hasta el final de la partida. Al final de cada turno, cada jugador o jugadora sólo puede tener seis cartas en la mano, dejando las sobrantes en el montón de descarte. Cuando se terminan las cartas del mazo en el turno de una persona, queda eliminada de la partida; sus cartas y sus laboratorios se barajan junto a las cartas del montón de descarte para formar un nuevo mazo, y el proceso vuelve a comenzar.
Los colores que permiten formar los laboratorios son cinco y representan a diferentes disciplinas de la ciencia –los laboratorios se forman con científicas que pueden colaborar entre ellas–: amarillo (enfermería, medicina, salud), fucsia (educación, psiquiatría, psicología), lila (informática, matemáticas), naranja (física, inventos) y verde (biología, geología, química).
Las científicas representadas –junto al color y el número y palo de la baraja que la identifica se pueden descargar en el siguiente enlace. Además en esta página de mujeres con ciencia se puede acceder a una ficha de cada una de las científicas presentes.
¡A jugar para aprender!