Tiempo de actuar

Bosques que se defienden

Al principio era el bosque. Bosque omnipresente que alimenta y da cobijo a un sinfín de criaturas. También a nuestros antepasados proto-humanos. La historia del ser humano es la historia de la “domesticación” del planeta, de la transformación del territorio con actividades productivas que para expandirse han ido esquilmando el bosque: agricultura, ganadería, extracción de bienes naturales…

Durante muchos siglos el ser humano ha convivido con el bosque, de donde ha extraído muchos de los bienes necesarios para subsistir y aunque se apropiaba de muchas hectáreas de bosque, el territorio boscoso era tan inmenso que podía perdurar a pesar de la deforestación, aunque cada vez más reducido, cada vez más cercado.

Con la Modernidad se despierta un afán de total dominio del territorio, de domesticación del espacio, y para ello era necesario cartografiarlo todo, medirlo todo, pesar los “recursos”, vallar las tierras para poder transformarlas en un valor de cambio.

Como señala Jean-Baptiste Vidalou, «la civilización occidental se construye sobre las cenizas de los bosques».

Es la época del desarrollo de la economía y de la ingeniería, que permite medir, pesar y agrimensurar el territorio, un territorio que se considera baldío, vacante, del que la administración del Estado moderno puede adueñarse, pasando por alto a sus habitantes, tratando de silenciar el vínculo de las personas con sus territorios, rurales o urbanos, vínculos recíprocos de cocreación, ignorando la propiedad comunal de muchas tierras, despreciando los saberes que han mantenido el territorio desde tiempos remotos, e incluso acosando a quienes ofrezcan resistencia a la “modernización”.

Estas dinámicas llegan hasta nuestros días, incluso se aceleran. Así lo muestra el fenómeno del acaparamiento de tierras, en auge en África, en América Latina y en Asia; también en Europa, aunque en menor medida, generando resistencias populares contra proyectos que fragmentan y expolian el territorio. Ahí tenemos las ZAD, las Zonas A Defender en Francia, y otras muchas luchas por todo el continente y todo el mundo (Ver el Atlas de conflictos socioecológicos y aquí la entrada sobre el Atlas en este blog). El acoso a los bosques y su deforestación también resulta preocupante por la pérdida de biodiversidad que implica, que se vincula a la aparición de pandemias, como se explica en la entrada Pérdida de biodiversidad y pandemias: un nexo oscuro y peligroso de Tiempo de Actuar. 

Esta semana os traemos un material singular para trabajarlo en el aula. Se trata de un texto poético –o una poesía sin rima– con el que cierra el libro Ser bosques (Errata naturae, 2020), de Jean-Baptiste Vidalou.* Se trata de un breve texto pero inspirador que por sus múltiples aristas se puede trabajar en distintas asignaturas. Apuntamos algunas, pero puede haber más. Se recomida trabajarlo con alumnado último ciclo de secundaria, bachillerato y FP. 

Ser bosques

Formar lugares,

lugares abruptos y, sin embargo, practicables,

lugares ágiles pero que sepan hacerse inmóviles,

lugares de una exigencia extrema pero también de una demencial ligereza, 

donde algo empiece a crecer.

Empezar a recorrer el bosque, a entrar en el bosque supone abandonar el orden, 

el orden de las cifras, de las medidas, de las leyes inscritas en el suelo.

Construir una fuerza común, mantenerse unidos. 

Raíces en el cielo y el viento que nos lleven.

Anclarnos, sí.

Propagarnos, sí.

Ser bosques.

Ya hemos tenido más que suficiente del mundo de la economía y sus ingenieros.

Preferimos un espacio distinto.

Hay bosque en todas partes, allí donde surge lo heteróclito, nuevos salvajes, 

lanzados a la acción hacia un afuera por fin deseable.

Alzarse, ser intermediarios, en el mismo movimiento.

Decirse que el bosque no es un yacimiento de biomasa, una reserva de la biosfera, 

un sumidero de carbono: es una relación con el mundo.

Y, si en los ánimos resurgen las Comunas, todo un pueblo de los bosques,

no es por soñar, sino para ejercer una memoria eficaz, aguzada por el presente.

En cuanto a los sacerdotes de la Civilización, los mismos que querrían venir 

a darnos lecciones de ecología de gabinete, no pensamos embarcar 

en su «nave espacial Tierra».

No vamos a dejarnos gobernar más.

Somos el bosque que se defiende.

etresforets@riseup.net

FICHA TÉCNICA

Nivel: ESO (últimos cursos), Bachillerato y FP

Asignaturas: Biología y Geología; Ciencias de la tierra y del medio ambiente; Geografía e Historia; Lengua y literatura.

Objetivos:

Al final de la técnica, el alumnado…

• Habrá reflexionado sobre el bosque, sus usos, las diferentes consideraciones de un bosque y las resistencias a su expolio. 

• Habrá profundizado su conocimiento del bosque de una forma práctica bien con una redacción, bien con investigación sobre algunos aspectos, según la asignatura de que se trate.

Temporalización: Una sesión.

Desarrollo de la técnica

Para Biología y Ciencias de la Tierra

Para Geografía e Historia

Para Lengua y Literatura

Comentario de texto:

1. Después de leer el texto, reflexionar en parejas sobre las siguientes preguntas: 

 – ¿Cuál es su sentido general del texto? ¿Qué quiere transmitir el autor?

2. Todo el aula, debate sobre las preguntas (y otras que pueda sugerir el profesorado o el alumnado)

3. Tarea para casa: redacción individual

– Escribe qué es para tí un bosque, qué significado tiene, qué te inspira o sugiere.

Referencias

Novelas recomendadas para seguir tratando el tema del expolio de los bosques y las resistencias:

* Jean-Baptiste Vidalou es un seudónimo adoptado por el autor de Ser bosques como homenaje a un héroe popular del siglo XVIII que luchó en Francia contra la deforestación y el acaparamiento de tierras llevados a cabo por el rey de Francia Carlos X. El autor es licenciado en Filosofía y activista medioambiental. Durante ocho años vivió retirado en el bosque de las Cevenas donde participó en la lucha colectiva contra la construcción de la planta de biomasa de Gradanne (Francia).

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