En nuestra vida cotidiana, el plástico es uno de los materiales que más utilizamos sin que seamos conscientes plenamente de las consecuencias ambientales que puede ocasionar. El ritmo frenético de nuestra forma de vida y el abandono de buenas costumbres que nos comprometan socialmente tienen sus repercusiones directas en la generación de basuras: por ejemplo, el aumento del consumo de comida en establecimientos de fast food o el consumo creciente de alimentos precocinados que utilizan envases desechables son algunas de las practicas que aumentan la generación de residuos de plástico.
Nos parece que se trata de un material inofensivo por lo habitual que nos resulta pero, sin embargo, puede generar problemas importantes tanto en lo relativo a nuestra salud como al entorno. Entre otros motivos, esto se debe a las sustancias nocivas de las que está compuesto, que no se trata de un material reutilizable y, por último, la dificultad de su reciclaje –y el coste que implica– al no ser biodegradable. Existen dos modalidades de procesos de reciclaje al que se somete el plástico que son explicados con claridad en el blog Inspiraction: uno mecánico (se separa el plástico, se trocea y mezcla con otros elementos como la arena y se obtienen otros materiales) y otro químico (proceso menos extendido que, a través de distintos procesos que permiten una mayor utilización del plástico, se obtienen nuevas materias). En esta línea, se han realizado varios vídeos didácticos para situarnos en un lugar privilegiado para entender las particularidades que el proceso de reciclaje de este tipo de envases acarrea: The Story of Bottled Water (2010) y How does a Material Recovery Facility (MRF) work?
La mayoría de las botellas de plástico se componen de un producto derivado del petróleo, concretamente, el tereftalato de polietileno (PET), siendo a su vez necesaria la utilización de este recurso fósil en el proceso de su fabricación. No debemos olvidarnos que el petróleo es una fuente de energía no renovable que aumenta las emisiones de CO2 y es perjudicial para el planeta por su contribución con el calentamiento global. La combustión de petróleo genera gases que aumentan el efecto invernadero incrementando la temperatura en el interior. Y no es la única preocupación que rodea al material de estos envases. En paralelo, crece la inquietud ante la posibilidad de que las botellas emitan sustancias químicas con carácter tóxico por el contacto con el agua, la cual, los disolvería. Y en el caso de que se incineren los envases aumentarán, por tanto, los riesgos de emisiones tóxicas y la contaminación que este material puede provocar.
A diferencia de otros, las botellas de plástico son los envases que habitualmente más utilizamos pero también las que más tiempo tardan en descomponerse, lo cual hace aumentar las implicaciones ecológicas que tiene su uso. Y es que se trata del contenedor más habitual para las bebidas que ingerimos dentro y fuera de casa (agua, refrescos, etc.). El más socorrido pero el que menos se recicla. Y es que alrededor del 80% de las botellas que se desechan van cada año a la basura sin reutilizarse ni reciclarse.
El mar, un vertedero de envases de plástico: Como se puede suponer tirar envases al mar tiene efectos muy negativos para el medio marino y las especies que pertenecen a ese hábitat. Varios estudios realizados señalan que en general, los envases elaborados en base al plástico, suponen cerca del 60% de los desechos que acaban en el mar y la tendencia no deja de aumentar (como pone de manifiesto el documento «Basura en los océanos, un reto internacional», Retorna, 2011). Una consecuencia directa, es que con el paso del tiempo el plástico se degrada debido a distintas reacciones que el material sufre, convirtiéndolo en pequeñas partículas que, de forma errónea, son ingeridas por organismos marinos provocando su muerte.
Este problema se intensifica si lo ponemos en común con el aumento de los niveles de consumo o la “dependencia” de los envases para líquidos que parecería incuestionable. Frente a ello, son varias las alternativas que existen, que podemos valorar y que podemos combinar: la primera y fundamental es reducir la utilización de los envases y botellas de plástico sustituyéndolas por envases reutilizables, más fácilmente reciclables y no tóxicos, como el vidrio. Además se debe avanzar en la sustitución de los plásticos de origen no renovable por biopolímeros (plásticos hechos a partir de patatas o de maíz) pero considerando que habrá que reducir mucho su utilización. También será un importante avance en la reducción del impacto del plástico en los sistemas ecológicos la reutilización de los materiales que contienen este material.
La última de las opciones es la que nos puede generar algunas dudas sobre los posibles usos que se le pueden dar, más allá de los ampliamente conocidos. Todo depende muchas veces de la imaginación que tengamos y del interés que nos susciten las posibilidades que se planteen. Y en este sentido el espectro de posibilidades se amplía día a día y son pocas las excusas para no llevarlas a la práctica.
Cada vez existen más blogs y webs que nos informan de los usos alternativos que podemos darle a las botellas de plástico para su reutilización y que nos pueden orientar al fomento de unas formas alternativas de entretenimiento y consumo mucho más sostenibles. Entre todos los existentes, podemos señalar algunos ejemplos que recogen muchas ideas con las que podemos comenzar: Ecocosas, Brico blog o Pinterest. Gracias a estos links se pueden encontrar opciones tan originales como inimaginables –desde estuches escolares, maceteros para nuestro propio huerto o, incluso, juegos para los más pequeños–, un amplio abanico de posibilidades con los que comenzar ahora que se acerca el buen tiempo.
Derivado de las implicaciones que hemos comentado sobre las botellas de plástico, es conveniente que progresivamente hagamos por un menor uso del plástico porque ese es el mejor reciclaje. Podemos empezar evitando la comida rápida o los envases desechables de los líquidos o alimentos que utilizan envases de plásticos. Te sentará bien tanto a tu salud como al entorno que nos rodea.