Una alimentación sana se caracteriza por el principio de variedad, es decir una alimentación mixta que comprenda alimentos de origen vegetal (fruta, verdura, semillas, legumbres, cereales, etc.) y animal (carnes, pescados lácteos, etc.), así como por la alternancia de estos grupos de alimentos.
Las costumbres alimentarias propias de la dieta mediterránea resultan coherentes esto, y afines a los principios alimentarios recomendadas por los más reconocidos y prestigiosos organismos científicos e instituciones internacionales de la salud. En concreto, el análisis de muchos estudios evidencia que, adoptando las “reglas” alimentarias inspiradas al modelo nutricional mediterráneo, existe un factor de protección significativo contra algunas de las enfermedades crónicas más difundidas.
Como evidencia la figura de la pirámide alimentaria mostrada a continuación (pinchar en las imágenes para verlas a un buen tamaño), una alimentación equilibrada se caracteriza por:
- Un consumo regular de verdura, legumbres, frutas, aceite de oliva y cereales (principalmente integrales);
- Un consumo medio de pescado y productos lácteos (quesos y yogures) y vino;
- Un consumo moderado o esporádico de carnes rojas, carnes blancas, grasas de origen animal y productos procesados.
Frente a estas indicaciones y a los datos divulgados por el reciente estudio de IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, en su siglas en inglés) que han aportado nueva información científica sobre la cancerosidad del consumo habitual de carne roja y de carne procesada, las tendencias actuales muestran que el consumo de carne per cápita está aumentando: según datos de FAO, desde 1967 la producción mundial de aves de corral ha aumentado un 700%, los huevos mostraron un incremento del 350%, la carne de cerdo del 290%, la carne de ovino y caprino un 200%, la carne de ganado bovino del 180%, etc.
Pero, en una época dominada por alteraciones climáticas y fuertes perturbaciones de los ciclos naturales en los ecosistemas, la cuestión agroalimentaria tiene que ir más allá del aspecto nutricional y de la salud. Hay que considerar también los problemas ambientales que genera la comida, desde la fase de producción a la de consumo y posterior desecho.
Para estimar los impactos ambientales asociados a un alimento es posible recurrir a diferentes metodologías, pero hay que reconocer que la del análisis del ciclo de vida es la que ha generado mayor interés, junto a un indicador de síntesis (la huella ecológica), que permite representar de manera agregada los impactos ambientales que se derivan de los estudios de análisis del ciclo de vida. En ese sentido, nos parece muy útil presentar aquí el “modelo de la doble pirámide”, que pone en evidencia que si se adopta como menú el propuesto por la clásica pirámide alimentaria (es decir, aquella que pone encima los productos que hay que consumir con menor frecuencia y a la base aquellos que sería mejor consumir con mayor frecuencia), se hace un guiño, no sólo a la salud individual, sino también a la de nuestro planeta, ya que sólo tenemos uno.
En general, la industria ganadera presenta un impacto importante en la degradación de los ecosistemas, tanto a escala local como global. Por ejemplo, una persona con una dieta especialmente rica en proteínas animales requiere diez veces más tierra que una persona con una dieta estrictamente vegetariana (7000 metros cuadrados frente a 500-700, respectivamente), lo que genera una huella ecológica mucho más grande.
Para hacernos una idea de en qué medida las elecciones alimentarias de un individuo pueden repercutir en la salud de los ecosistemas, cabe señalar que si limitásemos las proteínas animales a sólo dos veces a la semana, en línea con las recomendaciones de los nutricionistas en términos de dietas saludables, se podrían ahorrar hasta 20 m2 de superficie globales al día.
En definitiva, el mensaje que aquí queremos destacar es que la comida y las elecciones de determinados modelos alimentarios representan factores muy relevantes para la sostenibilidad global y para nuestra salud, y en este sentido esperamos que las actividades que se presentan a continuación puedan de alguna manera ayudar a sensibilizar a una parte de la población para la cual un correcto estilo alimentario es determinante para favorecer un crecimiento adecuado: los/as niños/as y los/as adolecentes.
Las actividades que se proponen a continuación son parte de una unidad didáctica sobre Pirámide de la Alimentación, cuyo contenido completo puede descargarse aquí . Esta unidad didáctica ha sido desarrollada dentro del Programa Alimentación Saludable de la Junta de Andalucía para promover en el alumnado de primaria el hábito de una alimentación sana y equilibrada y fomentar el ejercicio físico.
FICHA ACTIVIDADES
Nivel: Infantil y Primaria
Asignaturas: Lengua castellana y literatura, Lengua extranjera, Educación artística, Ciencia de la Naturaleza.
Objetivos:
- Establecer la relación entre alimentación equilibrada y salud;
- Conocer la frecuencia de consumo de los distintos grupos de alimentos para mantener una dieta equilibrada;
- Crear y adquirir los conocimientos básicos sobre la pirámide alimentaria.
Metodología:
- Asignación de tareas;
- Descubrimiento guiado;
- Resolución de problemas.
Contenidos:
- Funciones principales de los alimentos: Carnes-Proteínas, Frutas y Verduras – Vitaminas; Pan y Cereales – Hidratos de Carbono;
- Pirámide alimentaria;
- Alimentación equilibrada;
- Menú.
Organización temporal:
- 6 sesiones (de las 14 presentes en la guía).
Material:
- Hojas, tijeras, colores; cinta.
Actividades:
- Elaboración de frases en verso: Elaborar frases en verso con los consejos que habría que tener en cuenta para llevar una alimentación equilibrada. Plasmar el resultado del trabajo acompañado de dibujos-ilustraciones que quedarán visibles en diferentes lugares del centro.
- Sustancias nutritivas de la alimentación: Introducción al aporte energético de los alimentos y sus principales funciones.
- Sopa de letras: Buscar en la Sopa de Letras los alimentos que aparecen dibujados en la ficha.
- El menú del día: Con todo lo que el niño ha ido asimilando, proponer que componga un menú saludable según sus gustos, dibujándolos sobre los platos, escribiendo a su lado el nombre del plato, el tipo o los tipos de alimentos que lo componen y los nutrientes que aportan al organismo.
- Dramatización: Mostrar el dibujo a los/as niños/as y hablar con ellos sobre cómo son los mercados que conocen, y después hacer un teatrito sobre las situaciones cotidianas que se dan en ellos. Uno puede hacer de frutero, otra de pescadera, otros de consumidores que hacen la compra, etc. Deje que vuele su imaginación.
- Pirámide de la alimentación: Hacer copias de la ficha, dejar que los/as niños/as la recorten y cada uno/a pueda construir su pirámide tridimensional. Comentarla con ellos/as sobre la base de lo aprendido anteriormente.
Otros recursos de interés:
Sobre el consumo de carne y pescado (que también es carne): https://tiempodeactuar.es/blog/sobre-el-consumo-de-carne-y-pescado-que-tambien-es-carne/
Paneles sobre agroecología: https://tiempodeactuar.es/blog/paneles-sobre-agroecologia/
Monografías de la IARC que evalúan el consumo de la carne roja y de la carne procesada: https://www.iarc.fr/en/mediacentre/pr/2015/pdfs/pr240_S.pdf
Fundación Dieta mediterránea: http://dietamediterranea.com/
Más información sobre impactos e indicadores de los alimentos: http://www.barillacfn.com/en/bcfn4you/la-doppia-piramide/