Justo antes de irnos de vacaciones, os presentamos una entrada elaborada por Pau Salarich (y editada por Luis González Reyes) para trabajar el hambre en el mundo y, sobre todo, las causas de esta situación.
Nivel: 2º ciclo de ESO y Bachillerato: Geografía e Historia (3º ESO); Valores Sociales y Cívicos (3º ESO); Geografía e Historia (4º ESO); Valores Éticos (4º ESO); Geografía (2º Bto).
Objetivos general de aprendizaje: El alumnado adquirirá conocimientos generales sobre el hambre en el mundo y sus causas.
Temporalización: Al menos dos clases.
Otras entradas relacionadas
- Lo que nuestra nevera esconde.
- Dos propuestas para trabajar el acaparamiento de tierras en el aula.
- ¿Agricultura industrial para alimentar el mundo?
- Dos materiales sobre soberanía alimentaria.
- Paneles sobre agroecología.
Desarrollo de la técnica
El trabajo se estructura en tres tareas que combinan trabajo en equipo con trabajo individual. Si se desea se puede concluir con una cuarta que sea un debate en gran grupo.
Tarea 1
Se separa la clase en grupos de 4-5. Se les entregan a cada uno de ellos las figuras 1, 2, 3 y 4, el cuadro 1 y el texto que viene a continuación:
La alimentación es fundamental para nuestra supervivencia y el desarrollo como seres humanos. Una insuficiente y/o precaria ingesta de alimentos tiene graves consecuencias para nuestra salud, como sabemos, pudiendo provocar la muerte. Tanto es así que desde 1948 se recogió el derecho humano a la alimentación en la Declaración Universal de Derechos Humanos (Artículo 25.1):
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; (…).
Además, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) hace partícipe a los Estados a adoptar de manera colectiva las medidas necesarias para garantizar que toda persona esté protegida contra el hambre. De aquí podemos extraer una lectura muy importante: la alimentación –y más bien la ausencia de ésta- es una cuestión global que nos afecta a todos los seres humanos, por lo que la erradicación del hambre necesita de una cooperación a nivel internacional. En esta línea, y utilizando la propia nomenclatura del Pacto (Artículo 11.2.b), es necesario “asegurar una distribución equitativa de los alimentos mundiales en relación con las necesidades, teniendo en cuenta los problemas que se plantean tanto a los países que importan productos alimenticios como a los que los exportan”.
No obstante, a pesar de todo dicho hasta ahora, millones de personas en todo el planeta carecen de acceso a los alimentos, o si lo tienen es muy limitado. De hecho, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 800 millones de personas están “crónicamente desnutridas”, de las cuales una gran mayoría (791) vive en países empobrecidos.
- A primera vista, viendo las figuras 1, 2, 3 y 4 en conjunto, ¿hay algún dato que os llame la atención?
- En la figura 2 podemos observar como el índice de producción de alimentos desciende en la Unión Europea, mientras que en el resto de regiones aumentan. ¿A qué se puede deber este descenso?
- ¿Consideráis que el hambre puede guardar relación con la producción de alimentos?; De ser así, ¿cuál crees que es esta relación?, y más concretamente, ¿cuál es la relación entre las regiones que sufren mayores hambrunas y las regiones que son más productoras de alimento?
- En la figura 3, relativa al porcentaje de trabajadores/as en la agricultura, nos volvemos a encontrar con que los datos de la Unión Europea son los más bajos. ¿A qué se puede deber esta desigualdad en el empleo agrícola?
- ¿Cómo interpretas que si la producción de alimentos ha aumentado en el mundo, sigue existiendo una problema con el hambre?
- ¿Crees que un país con un alto porcentaje de agricultores/as tiene garantizado el consumo de su población?
Tarea 2
A los mismos grupos se les entregan la figura 5 y el cuadro 2, junto al siguiente texto y preguntas.
Tras lo debatido en los puntos anteriores, hay que plantearse cuál es el destino de la agricultura y quién la controla. La explotación agrícola tiene más utilidades que las de proporcionar alimento; entre ellas podemos encontrar dos que predominan en la actualidad: la agricultura enfocada a la producción de agrocombustibles y la agricultura para alimentación animal. Sabiendo esto, quizás se deberían replantear los debates tenidos hasta ahora. Es recomendable echarle un vistazo a la figura 5. En ella encontramos unos pocos ejemplos de acaparamientos de tierras en África a manos de grandes grupos empresariales, cuya finalidad no es otra que la de comercializar “el producto” con destino a la exportación a países enriquecidos.
Estos grupos, además, suelen actuar dependiendo de los precios de mercado internacional: los cultivos de estas tierras podrán destinarse a alimento humano, a agrocombustibles o a alimento para animales; por norma, su destino será aquél que dé mayor rentabilidad. Dada su variedad de usos, estamos hablando de lo que se denominan “cosechas flexibles”.
- ¿Qué países controlan parte de las cosechas africanas?, ¿qué producen?, ¿para qué se usan esas producciones?
- ¿Piensas que puede existir alguna relación entre el acaparamiento de tierras y el hambre?
- ¿Y entre la globalización y el hambre?
Tarea 3
Finalmente el alumnado, de forma individual, aborda el trenzado de unas conclusiones generales. Para ello se le proporciona el siguiente texto.
En la primera tarea hablábamos de derecho a la alimentación, ¿crees que se cumple?, ¿por qué? Realiza una redacción que responda a esta pregunta en la que aparezcan los factores que habéis estado trabajando en grupos.
Datos sobre los que realizar el análisis
La Revolución Verde supuso la sustitución de la tracción animal por la mecánica, así como la introducción de los nuevos insumos de síntesis (pesticidas, abonos). También el uso de variedades de alto rendimiento y el aumento de la irrigación.
Estas variedades de alto rendimiento fueron vendidas como “semillas milagrosas” que terminarían con el hambre. La agroindustria se presentaba a sí misma como la solución a este problema. Su lógica parecía implacable: logrando un mayor rendimiento de la cosechas -una mayor producción- se podría terminar con el hambre.
No obstante, la realidad es que la Revolución Verde no ha terminado con el hambre, cuyo problema es otro (la distribución de alimentos) y no la producción. Además de no resolver la cuestión del hambre, la Revolución Verde plantea una serie de consecuencias que engloban la biodiversidad, la tierra y el agua, y la cultura y la política. Es decir, la Revolución Verde dio y sigue dando lugar a una serie de impactos socioambientales:
- La diversidad es un principio central de la agricultura tradicional. A lo largo de los siglos, los/as agricultores/as se han beneficiado de ella, ya que ha contribuido a la estabilidad ecológica. Las técnicas tradicionales de selección de semillas y de mezcla de cultivos se han empleado como un control natural de pestes y enfermedades. Por lo tanto, con la pérdida de biodiversidad ligada a la Revolución Verde, los/as agricultores/as perdieron la estabilidad ecológica en sus campos.
- La introducción de fertilizantes es contraria a la tradición. Y lo que es peor, tiene desastrosas consecuencias para la fertilidad del suelo. Puede parecer paradójico que el suelo es menos fértil con el uso de fertilizantes de manera continuada y abundante, pero no lo es: el uso de “semillas milagrosas” agota los micronutrientes de la tierra. Por su parte, también se ha cambiado el método de manejo del agua. Se calcula que las nuevas variedades de la agroindustria necesitan hasta tres veces más agua que las cosechas tradicionales. La Revolución Verde ha establecido una dependencia en el agua, que podría tener otro uso.
- El cambio de sistema agrícola ha traído consigo un conflicto cultural y social. La relación de los pueblos, de los/as agricultores/as, con la tierra se ha visto amenazada por la introducción de estas nuevas prácticas. La nueva visión centrada en la maximización de la productividad da lugar a enfrentamientos por el control de los recursos (agua, tierra y semillas).
CUADRO 1 LA REVOLUCIÓN VERDE. Reelaboración propia a partir de: VVAA, The Green Revolution in India, 2014.
Globalización del mercado agropecuario
La globalización permitió a las empresas agropecuarias de los países enriquecidos controlar los mercados internacionales. Por un lado, las subvenciones que recibían en sus países les permitieron exportar alimentos a los países empobrecidos por debajo de su coste de producción[1], con lo que eliminaron gran parte de la producción local. Al control del mercado mundial también contribuyeron las políticas impuestas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio y los Tratados de Libre Comercio. Estos organismos impusieron que en los países empobrecidos se eliminaran trabas a la importación de productos agropecuarios, privatizaran recursos y bienes comunes, e incluso se convirtió en delito guardar y compartir semillas de la propia cosecha si estas habían sido patentadas (entre otras medidas). En cambio, en las regiones centrales se mantuvieron en gran medida los niveles de protección y subvención.
Los Estados empobrecidos se vieron obligados a especializarse en la producción de materias primas agrarias, por lo que fueron claramente perdedores, pues su producción tuvo menos valor en los mercados internacionales que lo que exportaban los enriquecidos (como la tecnología). Además, esta especialización les provocó una fuerte pérdida de soberanía alimentaria, de forma que la mayoría de los territorios que hoy padecen insuficiencia alimentaria tuvieron un alto grado de autosuficiencia hasta la década de 1980[2]. Como consecuencia de la orientación de la producción hacia la exportación y la entrada de las cosechas (fundamentalmente cerealistas) de los países enriquecidos, el abastecimiento alimentario fue dependiendo cada vez más del mercado mundial.
Régimen alimentario corporativo
El “régimen alimentario corporativo” consistió en la globalización de la producción, distribución y consumo alimentario según la “teoría del embudo”: muchos millones de personas consumen de un lado y otros millones producen alimentos de otro. En medio, hay un puñado de empresas que controlan la producción[3] y la comercialización[4].
El sistema fuerza los dos lados de la cadena: la producción y el consumo. El campesinado que no puede ajustarse a las demandas de las empresas queda fuera de mercado con la única alternativa del desarraigo y el hambre. Además, se ha producido una rebaja paulatina de los precios de venta de los productos agropecuarios en los últimos años, haciendo que el beneficio se lo queden las grandes multinacionales intermediarias. El siguiente eslabón, el pequeño comercio, termina teniendo un final similar: es en las empresas de distribución donde se queda el grueso del beneficio. En el otro lado de la cadena, las grandes corporaciones determinan el tipo y la calidad de los alimentos, su coste monetario y cómo y dónde se producen o elaboran bajo la única guía del beneficio monetario.
Notas:
[1] Las exportaciones de trigo de EEUU estaban subvencionadas al 67% de su coste de producción y las de maíz al 81%. En el caso de la UE, el trigo se exportaba al 57% de su coste y el azúcar al 24%.
[2] África importa el 25% de los alimentos que consume, aunque en los años sesenta era exportador neto.
[3] Las 4 primeras compañías en cada sector controlan el 58,2% de las semillas, el 61,9% de los agroquímicos, el 24,3% de los fertilizantes, el 53,4% de los fármacos para animales, el 90% del mercado mundial de cereales y el 97% de la investigación genética avícola y el 66% de la de porcina y vacuna. Además, las mismas 6 multinacionales controlan el 75% de la investigación agraria, el 60% del mercado de semillas y el 76% de las ventas de agroquímicos.
[4] En 2004, las 100 mayores empresas de supermercados controlaban el 24% de las ventas mundiales de comida. En 2007, el porcentaje alcanzaba el 35%.
CUATRO 2 GLOBALIZACIÓN DEL MERCADO AGROPECUARIO Y RÉGIMEN ALIMENTARIO CORPORATIVO. Adaptado de Ramón Fernández Durán y Luis González Reyes, En la espiral de la energía, Libros en Acción y Baladre. Madrid. 2014.