Tiempo de actuar

Una mirada transcultural a la diversidad de sexo-género

Podría pensarse que la diversidad de sexo-género va aparejado a la revalorización de la diversidad en el siglo XXI y al reconocimiento de los derechos de la comunidad LGTBI+ y, por tanto, estar asociado a Occidente en la época contemporánea. Muy lejos de ello, la antropología de la sexualidad muestra un rico mosaico de prácticas de diversos pueblos en todo el mundo, que probaron una amplitud de miras mucho mayor que la cultura occidental contemporánea a la hora de entender e incorporar en sus culturas la existencia de varianzas de sexo-género. 

Hijras de India

Frente a la normalización del binarismo de sexo-género, en esta entrada queremos hacer un recorrido a través de distintas culturas para mostrar la diversidad de usos y prácticas de sexo y género que se vienen dando a lo largo del tiempo y el espacio, muchas de ellas aún presentes en la actualidad. Por ejemplo, la existencia de un tercer sexo normalizado en distintas culturas y una amplia diversidad de roles de género.

Queremos invitar a reflexionar sobre el rico abanico de prácticas que aparece cuando se va más allá del estrecho sistema binario de sexo-género. Esta es una invitación a ampliar la mirada más allá el enfoque binario de nuestra cultura.

 Objetivos específicos

Contenidos

En nuestra cultura, el sexo de una persona se ha entendido de forma unívoca asociado a “lo biológico”  —dejando de lado la variedad de manifestaciones biológicas del sexo, desde la fisiología genital a la genética, pasando por la hormonal y la gonadal, entre otros planos posibles—, y se ha asignado automáticamente un género ligado al sexo identificado. Todo ello dentro de un sistema binario que admite solo dos sexos posibles —hombre o mujer—, que llevan vinculados dos patrones de género —masculino y femenino—.  Si eres hombres, se te asigna de forma automática el género masculino; si eres mujer, el femenino. A esta asignación automática se le denomina sistema sexo-género.

Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. En nuestra propia cultura aparecen personas con órganos fisiológicos de un sexo, pero que por distintas circunstancias se sienten o les es asignado otro género. Un ejemplo son los denominados guevedoce de la República Dominicana, muchachos cuyo pene no se aprecia al nacer y sus genitales son más similares a una vagina y, por tanto, les es asignado el género femenino. Sin embargo, en la pubertad, con la concentración de testosterona, su pene se hace visible. O más común aún: una persona de un sexo y un género asignado que no se siente identificada con los roles que se asocian a ese género, o su identidad sexual (a quién desea) no coincide con la heterosexualidad normativa que marca la sociedad. 

Distintas culturas han percibido la variedad de situaciones identificadas en las personas en relación a su sexo y a su género. Desde la etnografía se han documentado prácticas que desbordan el sistema sexo-género binario de múltiples formas. Aunque sea habitual, la clasificación binaria hombre/mujer, no son extraños los casos de sociedades donde se normaliza un tercer sexo —que en ocasiones da lugar a un tercer género. Tal es el caso del estatus hermafrodita entre los indios navajo de Norteamérica, los bakla de Filipinas (“hombre corazón de mujer”), los hijra en India, los sererr entre los pokot en Kenia, los muxe del pueblo zapoteco en Oaxaca (México) o las personas warias en Indonesia. 

Warias de Indonesia
Muxe del pueblo zapoteco en Oaxaca, México

Hijras

Otro caso de desbordamiento del sistema binario lo forma lo que en antropología se denomina la “tradición dos-espíritus”, que engloba una tercera categoría de género sin ser estigmatizado socialmente. En general, cualquier persona que pertenezca a un género, pero que sienta características atribuidas a otro género se considera un espíritu doble. Se conoce de su existencia en la cultura nativa norteamericana. A menudo realizan trabajos asociados con ambos géneros y generalmente se consideran un buen presagio. También pertenecen a esta categoría los mahu de Tahití (variante de género entre varones), las “mujer-tiburón” de las islas Marquesas, las personas fa’afafine de Samoa, un tercer género llamado sekrata en Madagascar y los xanith de Omán. 

fa’afafine de Samoa

A su vez, Povinelli (citado en Nieto, 2003) documenta el caso de mujeres aborígenes australianas de cierta edad que ritualmente se convierten en hombre y mujer a la vez. 

El pueblo bugis de Indonesia reconoce cinco géneros: oroane (hombres “varoniles”), makkunrai (mujeres “femeninas”), calabacin (hombres “femeninos”), calalai (mujeres “varoniles”), y bissu, un estatus indeterminado al que se llega por tener órganos genitales masculinos y femeninos, o bien porque el género y el sexo normativos no coinciden.

El judaísmo tradicional reconoció seis géneros: zachar, nekeivah, androgino, ay’lonit, saris y tum tum. Zachar se asocia a lo masculino, nekeivah a lo femenino, androgino tiene parte de ambos, mientras que ay’lonit es una mujer que se convierte en hombre en la pubertad, saris es un hombre que se convierte en mujer en la pubertad, y tum tum presenta un género indeterminado.

Bugis de Indonesia y su variedad de géneros

Con este breve recorrido se muestra que en otras sociedades se han dado arreglos muy distintos más allá del binarismo hombre-mujer presente en Occidente y que prácticamente lo inusual es un sistema exclusivamente binario de sexo-género. Además, se hace claro que «la categoría género como algo dicotómico hombre/mujer no es tan “natural”, sino que ha pasado por el filtro cultural. Otro tanto ocurre con una visión dicotómica del género vinculado indisolublemente al sexo.

Cuando traspasamos el estrecho marco binario de sexo-género y dejamos de mirar el mundo dogmáticamente aparece una multitud de realidades. Las creencias y prácticas que recorren muchas culturas también revienta las costuras del marco heterosexual-homosexual al presentar identidades diversas, complejas, fluidas, que casan muy bien con la moderna teoría queer

Tradición “Dos espíritus” en la cultura originaria norteamericana. Foto: The Guardian

Desarrollo

Público destinatario: Estudiantes de la asignatura de geografía e historia de ESO, bachillertao y FPB.

Duración: Sesión de una hora y trabajo en casa.

Secuencia formativa

Algunas preguntas guía podrían ser:

Se invita al alumnado a escribir en casa una reflexión breve sobre si el texto propuesto y el debate han cambiado en algo sus conocimientos y actitud hacia la diversidad del sistema sexo-género.

Mahu de Tahití

Referencias

José Antonio Nieto (2003). Antropología de la Sexualidad y Diversidad Cultural. Madrid: Talasa Eds.

Anne Bolin (s/f). La transversalidad de género. Contexto cultural y prácticas de género. [Texto en linea]. Disponible en: http://antropokrisis.es/wp-content/uploads/2014/12/contextoculturalypracticasdegenero.html (Consulta: 13 de julio de 2020)


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