Intercambios y usos del dinero

La mayoría de los intercambios que se producen hoy en el planeta se realizan con dinero. Sin embargo, los mecanismos utilizados para adquirir productos o servicios no han sido siempre los billetes o las monedas que hoy conocemos; ni tampoco los agentes encargados de decidir la cantidad óptima de dinero en circulación han sido únicamente los bancos centrales y los Estados. No todas las opciones implican los mismos resultados, ni siquiera contribuyen de igual manera a facilitar los intercambios que se producen entre la población. Como suele ocurrir en todo, en cada una de las opciones que existen –y han existido–, hay ganadores y perdedores en función de la dinámica que se establezca en cada momento.

Las formas de comercio han cambiado:

En las civilizaciones antiguas no existía el dinero, y el trueque, era la manera con la que empezaron a comerciar las sociedades antiguas. Con el fin de propiciar el cambio de unos productos por otros de valor similar, las dos partes involucradas debían acordar qué proporción de cada uno se correspondía con una parte del otro para que ninguno perdiera con la transacción. No era habitual que coincidiese lo que se ofrecía con lo que se demandaba y ello complicaba aún más el que se llevara a cabo el intercambio. El trueque presentaba algunos problemas importantes, entre los que destacan:

  • Coincidencia: Las necesidades de los dos agentes participantes en el cambio deben complementarse. Lo que uno ofrece tiene que cubrir un deseo o una necesidad por parte del otro, mientras que al revés ocurre lo mismo. Se trata de una coincidencia que no solo alude al tipo de producto, sino también a su cantidad a la hora de realizarse el acuerdo.
  • Divisibilidad: Al intercambiar bienes de un valor similar (como un limón por una naranja) no existe este problema pero cuando se trata de productos muy distintos el hecho de que coincida lo que ofrece una persona con lo que quiere adquirir supone una importante limitación. Pensemos en cambiar una carretilla por tomates y la cantidad, ¿no preferiríamos una cesta de distintos productos o tomates durante más tiempo pero en menor cantidad?
  • Durabilidad: Con el transcurso del tiempo se produce el deterioro de muchos productos (se pudren los alimentos, las herramientas se oxidan, etc.) y se tratarán de colocar cuanto antes, más si su valor está cerca de perderse.

Estos aspectos retrasaban y suponían claras complicaciones al intercambio a través del trueque. Como respuesta, surgieron los intermediarios o comerciantes, quienes almacenaban las mercancías para ampliar las opciones de cambio entre los pobladores de un mismo –o cercano– lugar. Este avance supuso aumentar la velocidad de los cambios que se generaban aunque, las dificultades de poder conseguir un objeto o producto determinado a partir de los que uno disponía, no quedaban del todo resueltos.

Es a partir de este momento cuando comienzan a articularse los acuerdos utilizando un equivalente general: el dinero. Se expande con mucha rapidez en muy poco tiempo debido a la aceptación generalizada de su uso y a lo útil que era para los intercambios. A partir de entonces ya no era imprescindible que tuvieran que coincidir oferta y demanda en el momento de su realización. Lo que producías lo cambiabas por monedas que reflejaban el valor de tus bienes en relación al del resto de cosas que podían ser adquiridas y, con ellas, adquirías los que quisieras en el momento oportuno.

La forma que adquiría este dinero era muy diferente a cómo las conocemos ahora pero su función es muy similar a la actual: permitir superar los impedimentos que suponía el trueque a la hora de igualar la oferta a la demanda. Las características que adoptaba esta nueva unidad de medida discernían según el lugar geográfico al que nos refiriéramos; se podían encontrar desde conchas marinas hasta dientes de ballena pasando, por supuesto, por el oro. Aunque no adoptaron la forma de moneda, estas formas funcionaban de igual manera. El oro, fue el más extendido en los intercambios a larga distancia. Si en una comunidad todos utilizan una determinada moneda de nada les servían las de otros sitios, las cuales adquirirían si intercambiasen mercancías más allá del territorio de circulación de la moneda local. Además, el oro podía fraccionarse en unidades pequeñas, fácilmente almacenable, era lo suficientemente escaso para ser un buen depósito de valor y lo suficientemente abundante para que como dinero tuviese liquidez. Fue por ese motivo por el cual el oro fue utilizado como divisa y era aceptado más allá de las fronteras de un solo país. La pimienta o la sal fueron otras de las sustancias que, en algunos momentos y localizaciones concretas, sirvieron de divisas en el comercio internacional.

historia del dinero

Fuente: Diarios revolucionarios de V (Herramienta Credit Donkey)

Las monedas de metal se fueron conviviendo –y posteriormente fueron sustituidas– por los billetes, otra forma que adquiría el dinero a través de la emisión del papel moneda; o el pagaré que, respaldado con un pago futuro, servía y se normalizaba como medio de pago. Todas estas opciones eran aceptadas por la población a la hora de realizar sus intercambios (compras y ventas) y contribuían con una mayor fluidez en el intercambio de bienes y servicios.

El problema ha surgido con toda otra serie de usos que se le han dado al dinero y que no corresponden con su funcionalidad original. Los intercambios no son lo único para lo que sirven las monedas, sino que tienen otras funciones como: ser unidad de cuenta o posibilitar el almacenaje de valor. En este sentido, la forma del dinero, en este caso la moneda, ha evolucionado mucho a lo largo de la historia y la importancia de su utilización se ha declinado más por unas funciones que por otras en cada momento histórico. Ahora se vende dinero por dinero, lo que genera muchos de los problemas de los que escuchamos hablar en la actualidad: las burbujas especulativas que incrementan los precios desorbitadamente, las deudas que superan lo prestado aunque lleves años pagándolas o que se realicen transacciones sin que se utilice el dinero físico. No podemos entrar en detalle en estas cuestiones pero todas ellas tienen que ver con la función del dinero como medio para la acumulación. Se desvincula del intercambio para atesorarse y niega así las funciones para las que originariamente se utilizaba (unidad de valor y medio de cambio).

El dinero hoy ¿es bueno o es malo?

En general, la emisión de dinero hoy depende de los Estados. En Europa, tras la implantación del euro es el Banco Central Europeo quien realiza dicha función pero a la que también contribuyen las entidades financieras concediendo créditos a las empresas y a las familias [1]. Cuando se realizan estos préstamos el dinero adquiere una virtud, la de multiplicarse sin que exista más dinero físico. Es lo que se conoce como el efecto multiplicador del dinero, el cual será mayor cuanto más dinero se preste [2]. A cambio de los créditos que se conceden los bancos cobran intereses, un beneficio por ello, con efectos importantes para la sociedad entre los que señalamos algunos:

  • Compromete a los ciudadanos a devolver la parte prestada y los intereses (una cantidad mayor de la que dispondrán).
  • Como los bancos obtienen un beneficio que crecerá junto a la cantidad de dinero prestado, les interesa que las personas consuman y gasten más, lo necesiten o no.
  • El pago de intereses propicia un traspaso de dinero constante desde los que reciben los préstamos hacia los que lo prestan al devolverles una cantidad total mayor.

Los aspectos característicos del funcionamiento del sistema monetario vigente promueven el crecimiento del consumo, y por ende el de la producción, lo que genera un modelo cada vez más incompatible con la sostenibilidad del planeta. Por otro lado, el reparto de los beneficios económicos que genera el crecimiento económico no es para nada equitativo, aumenta la competitividad el individualismo entre las personas, penaliza las prácticas cooperativas y solidarias y aumenta las desigualdades. En este sentido, cada día son más visibles problemas como la pobreza, la exclusión social y otras dificultades sociales por las que atraviesa la población mientras que los inversores financieros o grandes fortunas aumentan sin descanso su riqueza y los bancos reciben fondos públicos que aportan los contribuyentes[3].

Nuestra provisión de dinero se crea por instituciones financieras privadas con fines lucrativos. El sistema monetario está diseñado para beneficiar a aquellos que lo gestionan, y no a aquellos que lo usan. (Esther Oliver, 2013) [4]

Pese a las perversiones señaladas del modelo en el momento actual, no todas las prácticas monetarias son iguales. El dinero en sí mismo no es ni bueno ni malo aunque los sistemas que lo regulan o su utilización pueden hacer de él un instrumento de apropiación de riqueza para algunos que se desentiende completamente de la prosperidad y del bienestar del conjunto de la población.

[1] Las cantidades que se prestan deben ser respaldadas por una cantidad de dinero físico determinado pero muy inferior a la totalidad del crédito.
[2] Esto se explica entre otras cosas porque la cuantía del dinero prestado es mayor al que lo respalda y provoca que el valor de los intercambios realizados sea mayor al dinero físico que existe. Para entender el efecto multiplicador facilitamos un vídeo explicativo que nos introduce en esta y otras cuestiones relativas al dinero.
[3] Véase B. Lietaer y S. Belgin, New Money for a new world, Qiterra Press, Boulder, 2012 y S. Goerner y otros, Money and Sustainability: The missing link, Triarchy Press, Devon (UK), 2012.
[4] E. Oliver, Monedas sociales en España: estado actual y aportaciones a la sostenibilidad de los sistemas de intercambio comunitario en España, trabajo fin de máster, julio 2013 [disponible aquí]

2 thoughts on “Intercambios y usos del dinero

  1. Pingback: Cinco años para actuar - Monedas sociales, una apuesta colectiva

  2. Es una pena que esta interesante explicacion no refleje propiamente la esencia del actual “estado del arte” respecto al debate sobre el dinero, su origen y funcion. En particular desde la capital aportacion (aunque solo sea por su incisividad y claridad) de David Graeber en su obra “En deuda” donde deja claro que nunca ha existido una economia basada en el trueque y que por lo tanto el dinero no puede ser un mero “truco” para perfeccionarlo.

    El origen del dinero determina su funcion, puesto que no es una herramieta neutra sino que rige de un modo u otro segun la programacion contextual, esto es segun el origen y modo de proceder de la entidad generadora de dinero, o sea de sus reglas de produccion y uso.

    El dinero no es neutral, no es natural, no tiene un origen espontaneo, no es una “simple herramienta” de esas que se pueden usar bien o usar mal, pero cuya utilidad no es discutible, como la del cuchillo o las tijeras. Dar al Cesar lo que es del Cesar, es exactamente eso, en tanto que el mero usar dinero acuñado por el Cesar es aportar dinero al Cesar, engrasar su mas principal y capilar mecanismo de poder.

    Es preciso comprender y empaparse de que el dinero es una herramienta del poder y es ahí donde toca incidir para determinar qué es lo que hace el dinero y cómo lo hace.

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